Tersites

Tersites

sábado, abril 7

Un cuento de la factory


TODAS LAS FIESTAS DE MAÑANA
Guayabetal, Laura Acero Polanía
A blackened shroud, a hand-me-down gown
of rags and silks, a costume
fit for one who sits and cries
for all tomorrow's parties…
-Lou Reed

Allí va ella, caminando por la calle, meneando sus caderas, dándole prisa a sus pasos. Las manos, fuera de los bolsillos, se balancean como un par de péndulos que descifran la ecuación entre la vida y el destino, su piel porosa  se embriaga con el smog de la madrugada que aúlla, su presión sanguínea se marca de acuerdo con el reloj que presiona la muñeca, el pulso básico que inspira la pulsión, el ritmo antes, durante y después del acto.
La veo con su botella en el descenso de las calles, la alineación celeste de las farolas encendidas, el luto de haber nacido. La incertidumbre de estar muerto que gotea con las babas de la química inestable, los agentes externos que en la búsqueda de la alquimia del conocimiento, prenden velas como rayos sobre los ojos,  la lengua y el corazón. La mente del hombre caminante entre el alcohol y la música de teléfono.  El sonido, el eco del auricular, el paseo entre luces, negocios apagados y edificios muertos que se estacan contra el cielo inundado.
Un gigante con la boca abierta embiste, embiste el destino y la embiste a ella. Ella va entrando por el portón, sube las escaleras y va encontrando su ropa tirada por el suelo. Teje su maraña, su cuerda floja, y enciende la vela subida en el monociclo Trifásico de los fluidos y las secreciones cerebrales, y las de la entrepierna y las del alma.

Ahí viene cuidando sus pasos, cuidando y descuidando, apoyándose y relajándose sobre su tensión, un mismo ciclo que se sostiene y así mantiene reconstruido su corazón partido en miles de pedazos de porcelana blancuzca, con vetas azules; las azules que atraviesan sus ojos desorbitados encima de la bota de cuero, el brasier negro del pecado y la fantasía.

Severos golpes que se prueban en el lloriqueo, el estrangulamiento del cansancio y el cansancio del sueño y la preocupación, el estado Pre de las cosas, todos los Estados pre… de todas las cosas, de la posibilidad o el ensueño, el monolito que incomoda en la conciencia, la ciencia de enfermar el inconsciente colectivo con el constante estado de delirio sistémico, de todos los sistemas. Las implantaciones de poderes económicos, políticos, bio-políticos, bioenergéticos, académicos y científicos, artísticos y metafísicos han entorpecido si no estropeado y saboteado el camino de la humanidad. Así como la casualidad y el desatino en cuadratura perfecta precipitan el saboteo y la imposibilidad en su vida pequeñita y miserable.

Tirada en el suelo buscando la ropa, buscando la droga, buscando la vida o la mierda, pero buscando algo para ponerse. Finalmente va para una fiesta y espera gozar, reír y ser feliz. Impacientemente espera el momento de entrar por esa puerta de madera vieja, en casa vieja y casi para tumbar, la música suena con la pantalla encendida, ¿estereofónica o monofónica? Al menos psicotrópica. Si valía la pena ponerse, ¿por qué no escuchar, también? El sonido pausado que va entrando, el tambor ritual de la entrada triunfal, la princesa que escoge su vestido, pobre niña, que no tiene nada que ponerse, la saturación sofoca su sentido y sólo espera sonreír la mañana del domingo, si va a llorar detrás de la puerta el sábado.

Sin traje, sin maquillaje, sin personaje, la pobre niña podría ir a todas las fiestas de mañana, pero las culpas que se formó ayer también le pesaran cuando se acerque el lunes y se dé cuenta de que también lloró el domingo y que ojalá no lo haga el martes. Ella transforma su pequeña sonrisa de domingo, quizás en todo su traje de pobre niña y, como todo niño al primer día, se encuentra con el domingo y la mañana reluciente, con el guayabo de haber nacido y, como todo el mundo, puede luego coescribir un guión con el mundo, entre la belleza, la felicidad y todas las cosas que anden por ahí rondando, en la oscuridad de la noche y la espesura de la selva llana, que se dibuja sin dirección. El cabello que la edifica como princesa del reino, la gran decisión de ir a participar en la fiesta, la seguridad de la buena estrella que alumbra el camino a la libertad y la felicidad. La película cósmica que está más allá de todos los milímetros y los megapixeles cognoscibles e imaginables.
Y la magia cósmica de verla caminando por la calle y saber que hablé con ella, que luego presencié e hice historia, pensamiento y elucubración, alquimia del tiempo, las letras y el espacio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario