Tersites

Tersites

jueves, agosto 4

Más sobre la escritura, ahora con Cortázar

"Un día vendrá en que los acaecimientos que verdaderamente importan 
serán fijados con un lenguaje libre ya de toda ordenación formal,
y sin que una prematura entrega a la pura expresión poética torne incierto
o ininteligible el instante perfecto que se quiere solemnizar".

Julio Cortázar, Insecto, Divertimento, 1960

Hablando con Arrabal sobre la escritura

"Cuando K. escribía una máxima ¿se sentía habitado por el universo? 
La componía de una sola vez. Serenamente pero sin dudar y sin retocar.
¿Tan íntima era la conexión entre el pensamiento y la frase?
¿entre el modelo, el corazón y mano? ¿entre la máxima y el papel?
Cuando escribía en su caligrafía estaba más tranquilo que nunca.
¿Olvidaba que creaba? En ese instante ¿se encerraba consigo mismo?
¿ Quería K. revelarme con ella su intimidad?".

Fernando Arrabal, La Piedra Iluminada (La Reverdie), 1971

miércoles, agosto 3

Disidencia adolescente

Sonic Youth - Teen Age Riot


You're it
No, you're it
Hey, you're really it
You're it
No I mean it, you're it

Say it
Don't spray it
Spirit desire (face me)
Spirit desire (don't displace me)
Spirit desire
We will fall

Miss me
Don't dismiss me

Spirit desire

Spirit desire
We will fall
Spirit desire
We will fall
Spirit desire
We will fall
Spirit desire
We will fall


Everybody's talking 'bout the stormy weather
And what's a man do to but work out whether it's true?
Looking for a man with a focus and a temper
Who can open up a map and see between one and two

Time to get it
Before you let it
Get to you

Here he comes now
Stick to your guns
And let him through

Everybody's coming from the winter vacation
Taking in the sun in a exaltation to you
You come running in on platform shoes
With Marshall stacks
To at least just give us a clue
Ah, here it comes
I know it's someone I knew

Teenage riot in a public station
Gonna fight and tear it up in a hypernation for you

Now I see it
I think I'll leave it out of the way
Now I come near you
And it's not clear why you fade away

Looking for a ride to your secret location
Where the kids are setting up a free-speed nation, for you
Got a foghorn and a drum and a hammer that's rockin'
And a cord and a pedal and a lock, that'll do me for now

It better work out
I hope it works out my way
'Cause it's getting kind of quiet in my city's head
Takes a teen age riot to get me out of bed right now

You better look it
We're gonna shake it
Up to him

He acts the hero
We paint a zero
On his hand

We know it's down
We know it's bound too loose
Everybody's sound is round it
Everybody wants to be proud to choose
So who's to take the blame for the stormy weather
You're never gonna stop all the teenage leather and booze

It's time to go round
A one man showdown
Teach us how to fail

We're off the streets now
And back on the road
On the riot trail

Thurston Moore, Daydream Nation 1988

Las Bacantes


SOBRE LAS BACANTES


Entre toda la tragedia griega que he leído, quizá el exponente que más me ha llamado la atención ha sido Eurípides, y más precisamente su obra Las Bacantes, que sin duda es una de las mejores producciones de este autor de Salamina. Las Bacantes no es solo una de sus obras mejor logradas, sino que además constituye todo un reto para el análisis literario que se le quiera hacer. Por un lado están las lagunas que pueden entorpecer una lectura clara del texto, pero por otro lado y tal vez el más importante, está la contradicción de pensamiento que representa, y que pugna con la idea tradicional de un Eurípides racionalista y de tendencia sofista. En esta obra se propone una reivindicación de los valores religiosos griegos, en tanto su estructura se acerca de manera muy fiel a los antiguos rituales báquicos, de donde se dice proviene la tragedia. 

Las Bacantes es una de las últimas tragedias del último gran trágico. Nos asombra por su temática, que traspasa el límite de lo meramente humano y político, y con gran brillantez nos presenta un universo metafísico, que bien podría ser la sustentación misma de la tragedia, que retorna a su forma más original y pura, sin perder el ingenio que supone su misma evolución. Así pues, mi intención con este comentario es hacer develar, de qué manera Eurípides logra recuperar con Las Bacantes la memoria arcaica y exponer el sentido original de la tragedia, así como el del teatro y la actuación, y se aleja de cualquier afán por entretener, a pesar de su intención de ser representado en un auditorio para ciertos espectadores. 

En los estudios sobre antropología teatral se suelen establecer ciertos factores en común, que actúan de manera ecuménica en el desarrollo del Drama y la Tragedia como expresiones culturales de las sociedades humanas. Estos son: el carácter religioso o místico y su relación directa con la divinidad, la actuación como “posesión de espíritus sobrenaturales” y la estructura. Estos factores se encuentran desde la Danza Balines, pasando por el Kathakali y el Drama Hindú, el Teatro No y el Kabuki, hasta la tragedia griega que es la base del teatro occidental. 

Ahora bien, uno de los caracteres que mejor se encuentran expresados, incluso hasta nuestros días, es el de la estructura argumental, que no debe confundirse con la estructura formal que sí es cambiante. Vemos como la estructura formal de Actos se ve diluida en las muchas formas que tiene el hombre para representar sus historias. Pero esta estructura argumental, que es la que contiene el sentido y la tensión de la Obra Dramática, se repite siempre en todas las culturas, en todas las historias y en todas las formas de teatro. Esta estructura, que se asocia con los cinco pasos de los ritos en los misterios eleusinos de Perséfone y Deméter, es: 

1. Agón – La presentación del conflicto, problema o pregunta, que siempre debe traer la posible respuesta. 

2. Pathos – La pasión, es el motor de la acción. 

3. Trenos – El estremecimiento o rompimiento del ego (se asocia con la carta de la Torre del tarot). 

4. Anagnórisis – La develación del problema o “revelación”. 

5. Ilaria – Paz, consumación del Agón, realización final, iluminación. 

El origen del teatro asociado a la divinidad es bien conocido, no solo por la asociación que se le hace a los ritos religiosos, sino también en el nacimiento del actor, como fundamento esencial del teatro. En este caso vemos como los otros dos puntos se conectan intrínsecamente, de manera tal que el nacimiento de la tragedia se le atribuye a un dios, en este caso Dionisio (En la india el nacimiento del Drama se le atribuye a Shiva, dios y símbolo de la muerte, dios de los tres universos: el cielo, la tierra y el infierno, además de que se le considera como el primer actor). 

En los ritos báquicos arcaicos se conforma el coro de sátiros que le rinden culto a Dionisio, quien, además de ser una entidad que, al igual que Shiva, se mueve entre el Olimpo, la tierra y el inframundo, cumple el papel del primer actor y personaje, que se desprende del coro de sátiros para responder los cantos y contar sus historias. Este punto me parece importante en tanto que el mito de Tespis se muestra como una clara referencia de la actuación como proceso de posesión, dando paso al primer actor y al nacimiento de la tragedia, de la misma manera que Shiva envía el quinto Veda para ser representado por los humanos, pero, sin estar del todo seguro, se encarna en uno de ellos para la representación. Esto solo nos da cuenta someramente de la relación entre el Teatro Tragedia-Drama y la divinidad, siendo éste el tema y eje fundamental de la tragedia arcaica. 

Con el paso del tiempo y la instauración de la civilización, el pensamiento filosófico y la ciencia, el eje de la tragedia se traslada a lo humano y más certeramente a lo político, al ser los problemas de la Pólis la preocupación principal de los grandes trágicos. Pero Eurípides parece no estar del todo de acuerdo con esta noción de los trágico y en su obra Las Bacantes le da rienda suelta a su imaginación para relacionar las necesidades de su sociedad con el origen mismo de la tragedia al trasladar el escenario político a los dominios de los divino, y hacer críticas al pensamiento sofista racional del que parecía ser muy partidario, y oponerlo así a una razón divina, que en el discurso de Cadmo y Tiresias aparece claramente referenciado. Pero el problema no lo deja en una simple reivindicación de valores morales, sino que además eleva lo estético al campo de lo ético, y deja una inquietud que podría ser pasada por alto, si solo se toma como elemento trágico la muerte Penteo, que es a su vez el representante del orden político y estatal. El conflicto que desencadena la catástrofe es la negación de Dionisio, no solamente en cuanto sus ritos, sino quizás también en cuanto a su papel principal dentro de la tragedia. 

Hegel afirma que la tragedia clásica se sostiene sobre la contradicción de substancias éticas que, al entrar en pugna, motivan a los héroes y personajes a realizar acciones que causan un desequilibrio. La intervención directa o indirecta de lo cósmico a través de su forma de destino produce el estremecimiento de un acto catastrófico en el Trenos, para luego dar paso a la Anagnórisis que develará el problema y restablecerá el equilibrio. 

Estas fuerzas éticas dentro de la tragedia llegan a ser la expresión verbal que da cuenta del fenómeno religioso y de su relación con la intimidad humana. El hombre se identifica con lo divino y asume una actitud de amalgamiento íntimo entre lo humano y lo divino. Lo divino se manifiesta y se revela a través del mismo hombre, detrás de los personajes o del coro, que en Las Bacantes juega un papel fundamental al alejarse del arquetipo normal que se le da en las demás tragedias griegas. 

Este contrapunto, que se da en Las Bacantes entre el coro y los personajes, puede ser interpretado como la dualidad misma entre “Ley individual frente a la Ley Universal” que se expresa en los choques de realidades, valores, acciones y actitudes éticas que se dan a lo largo de la tragedia griega. Así es siempre un reflejo del acontecer social y político de la sociedad griega, y quizá este sea el valor más importante de la tragedia, que a pesar de situarse en un universo épico, siempre refiere a una realidad actual que no deja de ser universal, ya que siempre tendrá algo que decir de las relaciones entre los hombres. 

No obstante, Nietzsche plantea una teoría que parecería descabellada para ciertos sectores de la filología clásica de su época al afirmar que todo proceso estético parte de la pugna entre dos fuerzas creadoras, que él representa como “Lo Apolíneo y lo Dionisiaco”, para mostrar cómo las alegorías de estos dioses dan cuenta de los procesos estéticos griegos. Apolo, dios del sueño, el orden, la forma aparente, el arte de la escultura y la plástica, es situado en los confines del mundo épico. Entre tanto, Dionisio, dios de la música, del instinto natural, salvaje y violento, del éxtasis y la embriaguez, se sitúa dentro de la lírica que sirve como sustento artístico para los ritos báquicos en su honor. Y es dentro de este contexto de la lírica arcaica de donde proviene la tragedia, al ser paradójicamente Apolo, el que le da el apartamiento al actuante para ser poseído por Dionisio y así convertirse en actor. De esta manera es que Nietzsche argumenta el nacimiento de la tragedia y el fundamento de la ciencia estética, que siempre recae en la dialéctica, alternancia y fusión de estos dos principios. 

Pero Nietzsche no se queda ahí, y además formula otra esfera de esta relación dialéctica, dándole a lo dionisiaco la facultad de la fusión y a lo apolíneo la de la individualización. Llega a afirmar que la tragedia es un coro dionisiaco que se encarna en imágenes apolíneas, donde se da la pugna entre el individuo y la naturaleza de las cosas (cosmos). 

En Las Bacantes todo esto se expresa en la medida en que Penteo, en su afán individualizador y moralista, quebranta la ley natural que es rendirle culto a Dionisio, y no solo eso, sino que además su familia de la cual hace parte Dionisio, lo ha negado como dios y ha injuriado la memoria de Sémele, madre de Bromio. Es por eso que Dionisio infunde locura en las mujeres de Tebas, la madre y las tías de Penteo, que en su trance terminan por despedazar a Penteo. Esto no solo es el castigo hacia el rey sino hacia toda su familia, que además deberá vagar por tierras extranjeras, fuera de la ciudad que han fundado. 

Aquí se introducen varios puntos como la locura, la irracionalidad y el culto, en contraposición a la razón, la cordura y la política. El problema es saber de dónde proviene cada aspecto, porque la irracionalidad parece ser el reflejo de la racionalidad sofista que es criticada a lo largo de la obra, y es la que conduce a la locura. No solo al desvarío de las Ménades, sino a la locura que se le atribuye a Penteo por afrentar a Dionisio, apelando a razones morales, que si bien se sabe, tienen fines políticos, de dominación. Porque no es simplemente la inmoralidad que Penteo le atribuye al sexo en el ritual, es también el hecho de que las mujeres dejen su posición de esclavas en el telar y salgan de la ciudad a empaparse de divinidad, lo cual es enojoso para el rey que pretende ser el Dios, correlato de Zeus en el mundo. 

La función del coro que es quizá lo más especial de Las Bacantes, es fundamental al servir de referencia frente a la relación de la tragedia con la divinidad, puesto que el coro que presenta Eurípides no es el coro de ménades ni el de las mujeres, parece ser mas bien, un grupo de seguidores de Dionisio que acompañan sus pasos por la tierra, siendo una especie de iniciados y más cercanos a la idea arcaica del coro de sátiros, siendo este el sátiro, el sujeto arcaico por excelencia. Este coro de iniciados parece haber trascendido el umbral de lo divino y corresponde más bien a la visión de una multitud dionisiaca, que se aleja de las ménades, al reprocharle a Agave el haber dado muerte a su propio hijo al momento que ésta se da cuenta de lo que ha hecho. 


Al final, a manera de profecía, todo el mundo deberá danzar en el coro, embriagados o poseídos por el jubilo de Dionisio, destruyendo así el orden civilizado. Penteo muere y con él muere la pretensión individualista de la razón sofistica, y Cadmo que es el creador de la cultura vuelve a su forma de dragón. 

El sujeto arcaico se vuelve la antítesis del héroe y su tentación, puesto que está libre de los avatares del destino, al vivir en comunión con el todo divino, en fusión con él, sin una máscara precisa, actuando como una multitud de voces a unísono , que en este caso gozan de la armonía del orden cósmico, dejando atrás la importancia personal, en tanto mascara, en tanto afrenta a los dioses y al dios de muchas mascaras, y estableciendo un vinculo vital con la naturaleza donde desaparece la fragilidad propia del héroe que es la que lo conduce a la desgracia. 

Este encuentro entre el héroe y el sujeto arcaico se crea a sí mismo en un mito, el mito de la realidad primordial, donde lo Dionisíaco aprehende y consume la realidad fenoménica, llevándonos a la catharsis, que nos implica en el Coro como iniciados y como sujetos verdaderamente rehechos. "Una obra estética sublime". ( Nietzche: El Nacimiento de la Tragedia)

Carpintero Tersites 2011


Cinco Salmos de Esta Vida


I

Pienso, digo, pregunto, vuelvo a decir y reflexiono, escucho, niego, refuto, objeto y afirmo con cierto orden no específico. Entonces cambio y me baño, y reflexiono una vez más, me asusto y pienso, pregunto, intuyo, dudo y me vuelvo a bañar.
Leo, camino, fumo y pienso, escucho risas que se ríen de mi mismo; libertad y sadismo, amor y no-existencia, pasiones asexuales, cigarrillos y cerveza, energía y desgaste, encanto y fe, fe y desengaño, entonces desengaño y cinismo, cinismo y destrucción; no, cinismo y creación, encanto en el desengaño, fe en la desilusión, ilusión en la desesperación, y expectativa en el porvenir, porvenir en la decadencia, decadencia en la inocencia e ingenuidad en la perversión, perversión en la acción y acción en la apatía, apatía a la importancia e importancia a la gratitud, gratitud en el engaño y engaño en la repetición, repetir, repetir y repetir hasta el cansancio, cansarse hasta apasionarse y apasionarse hasta detestar, detestar lo amado y amar lo detestado.


II

Armonías, siluetas, palabras, besos y esferos; y lo primero que se me viene a la mente son las infinitas formas del piso de este parque, miedo ¿Por qué? Por encanto y soberbia, importancia transfigurada y la angustia tiene el don de la ubicuidad, clichés, sillas, palomas, el sol del atardecer que se pone dentro de mi alma.

Hoy leí a Andrés Caicedo, se ríen  ¿será de mi?, de pronto, ya se que soy medio afeminado, no soy macho, me gustan las mujeres pero me aburre el coito, a veces prefiero los hombres, son mas tranquilos y menos mentirosos; las mujeres son bondadosas pero estrepitosas, imprudentes y pretensiosas; los hombres son egocéntricos, pretensiosos también, competitivos, ven rivales hasta en los zapatos, también suelen mentir, son mas divertidos; las mujeres son aburridas, frígidas, y si no son frígidas son perras, hay las que son un intermedio, pero no son francas, a veces insensatas.

Pero que vengo hablar yo de insensatez, ¿acaso no soy el más insensato de los insensatos? ¿Acaso no soy el más tonto entre los tontos? O soy insensato, o al mundo le hace falta un poco de sensatez, y lo tonto no me preocupa, pues lo llevo con orgullo.


III

El absurdo como constante, entre mares de cerveza y música glam, espejos, besos que no hay, prejuicios que están para quedarse, para no ser lo mismo; sangre cristalizada en tierra, ojos que ven a los niños vestidos en sueños, sueños que dicen – ámala por siempre –, sueños de campamentos y luchas estudiantiles, de guerras que no hay, embriaguez y disonancia, poder y distorsión, la distorsión de una guitarra punk y una minifalda, de un grunge y un chaleco de jean, paredes y silencio, nada es libre, mares de diamantes, amor quizás, amores raros, depresión y pasión, mucho cigarro y cerveza, agujeros profundos y absorbentes donde el no saber es la ley…a-pagar y nada más.


IV

Incinerado en la apatía, y la sonrisa de un muchacho alegra un poco más la vida, lamer los ojos de frases semánticamente anómalas, de partidos de fútbol, pesas y lo primero que se me viene a la mente, ya no escribo con sentido, todo es sin sentido, solo un juego de palabras que se colocan una encima de otra para parecer más genial, más loco; porque me cago en la genialidad, me cago en la locura, “mata tus ídolos” incluso el hecho de matarlos; las paradojas como ley…es el fin del mundo, que viva la gaseosa y Milán Kundera, que lo maten también.

Caras escurridas y esto verdaderamente se esta volviendo mas rabioso, mas confuso y absurdo, enérgico y embalado, extasiado y descortés, heroinómano y tedioso, asustadizo y demente, un tanto sedado; paranoico porque siempre me siento el centro del mundo, porque me creo tan importante que la vida misma se quiere deshacer de mi, aniquilarme, exterminarme…por eso la niego en si misma y las contradicciones me gustan, la lógica me hastía, me parece cerrada y falta de carácter ¿Por qué? Porque fueron las primeras palabras que se me vinieron a la mente y se me hizo que sonaban bonito.

Torpeza, ingenuidad, pretensión, amor a las cosas, cosas que son y no son o están allá y acá sin estar, principios ontológicos que no me gustan, me gustan más las contradicciones como estas.

Se me tuerce la mano y te busco por la universidad ¿me estaré volviendo gay? Quien sabe, los hombres no me gustan, pero como dijo un amigo – nunca he estado con uno para decir que me gustan o no –, podré parecer marica, pero es síntoma de esta disidencia pop que recorre mis venas; protestas adolescentes en la estación publica, buscando un coche que nos lleve a Venecia o a Villa Luz, a la ochenta o la ciudad cielo, a un lugar un poco más lejos de este absurdo, haber si dejo de caminar lento y deprimido, haber si me dejo de masturbar y consigo una mujer como todo un macho, haber si dejo de escribir tonterías y hago poesía épica o, escribo como el cabrón de Tolstoi, haber si alguna mujer ve en mí algo más que un patán y drogadicto que quiere parecer loco…pero da tristeza y también pereza, ¿compasión? Dicen que la compasión es una virtud, pero lastimosamente no tengo tiempo.


V

¿Y porque me duele la cerveza?, me duele hasta quejarme de incertidumbre, me duele hasta el remordimiento, hasta la aburrición, hasta el dolor, hasta el tedio.

Pragmatismo, escepticismo, el no hacer como hacer o me suena mejor el no hacer como no hacer en sí mismo. Sé infantil, cobarde, apático, risible, constreñido, enajenado en tus pajas, calambres mentales y discordia, crea discordia porque el águila dorada substancial no se puede ir, sé el todo y la nada, sé tan egoísta hasta el punto de ser egoísta contigo mismo, disfrázate de mormon, odia la compasión, vive por ti mismo pero no te definas, niégate hasta negar el universo, conviértete al Islam, sé cristiano, irracional, ten fe en dios, busca el nirvana en la calle, no alejes el adentro del afuera, vincúlalo, hazlo retroactivo, odia a tus amigos, ama a tus padres, comete una manzana diaria y no vayas al doctor porque tu solo te puedes curar, procura no gastar tu dinero en cosas útiles y “sé feliz” o mejor, haz tu vida un poco menos miserable.

M Gyord 2008

Un grito a modo de susurro

V

Plaza Grande, Quito, Ecuador 2011


Me rodean tramposos y preguntones,
La gente que encuentro ... la influencia de mi infancia ... del
barrio y de la ciudad en que vivo ... de la nación,
Las ultimas noticias ... descubrimientos, inventos, sociedades...
autores antiguos y modernos,
Mi cena, traje, compañeros, aspecto, negocio, atenciones, deberes,
La indiferencia real o imaginada de algún hombre o mujer que
amo,
La enfermedad de uno de mis parientes, o la mía propia ... o la
maldad o la pérdida de dinero ... o el abatimiento o la
exaltación,
Me llegan día y noche y después se alejan,
Pero no son mi Yo verdadero.

Lejos de la contienda y del conflicto perdura lo que soy,
Perdura divertido, complaciente, compasivo, ocioso, unitario,
Baja los ojos, se yergue, apoya un brazo sobre una base impalpable
y segura,
Mira curioso con la cabeza ladeada lo que va a suceder,
A la vez dentro y fuera del juego, observando y
maravillándose.

Veo hacia atrás los días en los que sudaba en la niebla con
lingüistas y polemistas,
No me burlo ni discuto ... Observo y espero. 



Walt Whitman, Canto a Mí Mismo, Hojas de Hierba 1885

Un Canto



Los tiempos cambian, las hojas se van,
Las flores y canturras, cantan tunas y están turras
Canturreando a lo largo de la avenida, bajando por la entre-calle
La entre-tierra, invadida en el espectro, de la urbe y la mentira,
Codicia, malicia amalada y trastornada, cabeza humeante, llamarada
Errante corazón, ingenuos corazones, una canción de la organización.
Familia, familiares, mis familiares, queridos y amados, todas las familias;
Todas las mentiras, toda la amargura, la ancianidad, la vejez del mundo jadeante…
Yo canto este canto, y canto lo que les cuento al tanto que les informo y
Canto solo lo que cuento, mirada tranquila, tono lerdo y vagabundo,
Sacudiendo las mejillas, dando tumbos y retumbos, tonteando con los labios
Silaba profunda, sonido generoso, abrazo de oso, demoledor, olor  a algo,
A un “no sé qué”, a una baba muerta, a un bebe, entre las balas y los brazos,
De sus familiares, policías y peleas, a metralla, poema metralleta, chaqueta metálica,
Sonido atómico, bum bum esquemático, traumático tronar, no es al caminar,
Bomba aquí, bomba allá, es la sangre y la guerra, las familias se despliegan,
Se desintegran, se vuelven esquizoides y navegan moribundas por los mares de la internet,
Buscando algo, bebiendo café, té, o agua saborizada, almorzando ensalada, comida light,
La tv dinner pasó de moda; sobre la almohada, un libro de autoayuda, como alcanzar el éxito
En 30 días, yo rio mucho y a veces lloro, y amo y vivo y canto y cuento que no ando moribundo,
Empantanado o atardecido, ando despertando, iluminando mi valle, mi aldea
La ciénaga de mis amores, las cuevas encantadas, los primores
Mi familia no es familia, yo camino en otros términos,
En la fiesta, la gran fiesta liberadora, anárquica de mis noches,
Locuras y abismos en la ladera, paracaídas y buenas piernas,
Yo corro lento y susurro este canto de la complicidad
Búsquenme allí, porque en otro lado no me verán pasando.

Carpintero Tersites 2010

John, el Cruzao


John, el Cruzao
Para John Maxwell Coetzee


En un apartamento de una sola habitación junto a la estación del ferrocarril de Mowbray en Ciudad del Cabo, vivía hacia mediados del siglo XX un estudiante de matemáticas llamado John, hijo de un ingeniero, y uno de los hombres más inseguros y a la vez más atormentados de su época. Aparte de estudiar matemáticas, trabaja como tutor en la universidad donde estudia y además sueña con ser artista, quiere ser escritor y probar de las mieles de la inmortalidad que solo la poesía ofrece a aquellos que están dispuestos a emprender tan terrible y funesto viaje a bordo de sí mismos. Se encuentra angustiado más que de costumbre, pues sus sueños de ser escritor se están disolviendo entre una marea negra de protestas y consignas contra su herencia racial; asustado, mira desde el terraplén que da al De Waal Drive y, a pesar de que está de acuerdo con la protesta, teme por su vida, teme por su futuro, no quiere verse envuelto en ninguno de los dos bandos pero tampoco quiere que en caso de ganar los rebeldes, lo echen al mar como un náufrago, “Los blancos al mar” dicen ellos. Decide entonces tomar un avión con destino a Londres, una de las ciudades más hermosas y más llenas de poesía, hogar espiritual de T.S Eliot, Pound y de tantos otros escritores que lo hacen fascinarse por el universo de las letras. Está sentado en la sala de espera, esperando a que le den la señal de abordaje y así salir de esta caldera hirviente que está por estallar. Lleva bajo su brazo uno de los ejemplares de Los Cantos de Pound y una cajetilla de cigarros Gau loises, uno de los recuerdos que le quedan de su ex amante Jacqueline. 
John, sentado en una silla fría de un plástico azul, bebe agua a cortos tragos para calmar la resequedad que le da la angustia, mueve continuamente su pie derecho, como quien bombea una llanta con su bomba neumática a toda prisa. Está asustado a pesar de estar huyendo, está asustado por estar huyendo, nunca ha huido, es decir, nunca ha viajado en avión. Pareciese que estuviera de luto y no lleno de júbilo y alegría por al fin viajar a Inglaterra, parece que ya no le importa el arte, ni las sombrías calles londinenses que se levantan como laberintos de cloaca, ni los rostros finos y pálidos de las chicas que ha visto en revistas, parece que toda su imagen mental se compone de un gran pájaro metálico, con un ala herida, la cabeza ladeada y el fuego chisporroteante por todo el dorso, todo esto dramatiza la caída que podría ser más gentil, pero el miedo es perverso y onomástico, festeja sobre su cabeza de averno, el sonido retórico y rumiante, horrendo; convencido de la imagen, se interna en ella, se adentra en la catástrofe de los detalles y ve uno a uno el color de los zapatos de los pasajeros, reconoce el lunar al lado de la nariz de la aeromoza, la portada del periódico que estaba leyendo su vecino de asiento antes de la catástrofe, los objetos que empiezan a volar por el aire, las maletas abiertas que se tajan y dejan ver las vísceras del recuerdo, su memoria e identidad, como una piñata desparramada, en ese preciso instante, John se calma y borra su imagen mental, abre una de las páginas de Los Cantos y no alcanza a entender nada, así que se voltea y observa a todo el pelotón de pasajeros listos para el fusilamiento.

¿Y si tal vez ya hubiera visto todas estas figuras y su mente ataviada de espanto simplemente hubiera combinado todo eso en tan nefasta imagen? ¿Y si solo está siendo presa de los temores de quien viaja en avión por primera vez y está bastante traumatizado con las historias de accidentes aéreos? El señor de cara rojiza y bigote canoso lee despreocupadamente su periódico, la mujer gorda de zapatos rojos se ocupa de regañar a la niña caprichosa que exige un helado, el ejecutivo hispano hace anotaciones en su libreta y nadie parece estar tan pendiente de la posibilidad de que el avión caiga al mar, solo la cara de una chica rubia y fea con frenillos despliega ansiedad, es entonces cuando se siente cobarde y miserable, comparable con la chica rubia de frenillos que fue enviada a pasar un tiempo con su abuela agonizante. Pero John no tiene abuela agonizante alguna en Inglaterra, ni tampoco familiar a quien visitar, su razón de viajar está mediada en cierta medida por su vanidad, en otra por su cobardía, y todas estas cualidades, junto con su miedo a volar, constituyen su pesado y profundo sentimiento de ser un miserable. 

Así es que llaman a los pasajeros con destino a Londres (al Tártaro piensa John), para hacer el abordaje del vuelo Ciudad del Cabo – Londres de las 11:35 horas. John levanta su valija con desgano y hace la fila, para que los sirvientes de Caronte verifiquen que se trata de los condenados al castigo. Entrando al avión, el sobresalto de John no pudo ser más disimulado al notar que la aeromoza llevaba el lunar al lado de la nariz. A pesar de su cara de espanto, la mujer lo miró amigablemente, con una ternura casi maternal que despertó en el espantado, un sentimiento profundo de paranoia que invadió su cuerpo como un estruendo, que le entró desde el recto hasta la coronilla y fue a parar a sus manos temblorosas.
-Buen viaje, señor – dijo la mujer con una sonrisa (¿siniestra?) de oreja a oreja.


-Gracias- dijo él con voz temblorosa y mirada sospechosa, con aspecto de esquizofrénico.


¿Buen viaje? ¿A qué se refería con eso? ¿Era acaso una especie de sarcasmo? ¿Se burlaba de él y de su destino? ¿Qué tipo de gente son los de la tripulación? ¿Son acaso un grupo de sádicos o alguna logia dispuesta a exterminar a los futuros escritores? ¿Sabían acaso que escribía, que pretendía ser artista? Pero si su escritura no era en ningún caso algo subversivo, ¿por qué habrían de hacerle daño? ¿Quizá se trataba de un castigo por sus malos modales con las mujeres? ¿Tenía algo que ver con su patético comportamiento en el aborto de Sally, o quizá la ebria neo-zelandesa se quería vengar de su frialdad, o tal vez Jacqueline quería desquitarse con él por todos los malos tratos que los hombres habían tenido con ella? ¿Serían capaces todas ellas de planear esta venganza, todas ellas juntas, se habrían puesto de acuerdo?


De Sally no podía sospechar, ya que era una niña muy tierna y amable, incapaz de cometer semejante acto malévolo, además dudaba de su inteligencia; pero Jacqueline y Marie sí que eran capaces, no solo parecían mujeres de mundo, sino que además parecían tener problemas con la figura masculina y sobre todo estaban dolidas con él como hombre, quizá sería mejor que lo castraran y no que lo borraran de la faz de la tierra, así al menos podría escribir y el hecho de estar castrado quizá le diera cierto tinte poético a su carrera.


Una vez sentado en la silla, sintió unas ganas tremendas de gritar y salir corriendo, sus compañeros de viaje eran nada más que el viejo canoso del periódico y la niña rubia de frenillos, esto le dio escozor y se empezó a sentir enfermo. Antes de partir el vuelo, la aeromoza del lunar se le acercó con su sonrisa maquiavélica y con un carrito lleno de bebidas, entre ellas aguas minerales y distintos licores. Él, que no era para nada un adepto a la bebida, él, que no disfrutaba ni de la cerveza ni del vino, pidió un whiskey doble que terminó por ser triple y además se agenció el de su vecino, que lo notó fatigado, y muy cortesmente le ofreció su vaso de licor, John se lo embutió de un solo trago y sintió mucho mareo; al cabo de unos minutos, antes de despegar el avión, quedó profundamente dormido.


Había unas cortinas color almendra envueltas en cordones de oro y un piso reluciente de madera. Caminaba con algo de esfuerzo, le hacía falta su vigorosidad juvenil, daba pasos lentos pero tampoco débiles, eran pasos firmes y de tinte dudoso, algo no le convencía; se sentía huraño y le pesaba la cabeza, tenía lentes y estos reflejaban las luces del recinto, que al parecer era un auditorio. Al entrar en el auditorio se da cuenta de que hay un camino que lo guía hasta el pedestal, ahora el piso es de alfombra y al lado del atril hay una gran estatua en mármol. Veía muchas caras envejecidas y con lentes, sentados en varias filas y mirándolo fijamente, unos con cara de júbilo y otros con desprecio. En la pared del fondo se observaban varios adornos dorados, lámparas colgantes, cuatro arbustos en materas y, al lado del atril, una mesita con un florero y un par de flores amarillas. Estaba algo desconcertado y no sabía por qué estaba allí, pero de todas maneras una energía desconocida lo seguía conduciendo al pedestal y en uno de los lentes de un señor de barba blanca, se dio cuenta de que él también era viejo y canoso, tenía lentes y un gesto algo desaliñado en la cara. Finalmente entendió dónde estaba, porque al acercarse al atril, encontró un papel que titulaba –“Lectura del premio Nobel de literatura”- se colocó en el pedestal y empezaron a sonar muchos aplausos, como el ritmo que lleva un aguacero; en perfecta coordinación, fueron cediendo y al terminar, cuando sintió que era su momento, el culmen de todos sus esfuerzos y penurias, un gran revolcón lo sacudió y se golpeó contra el espaldar de su silla de avión, entraban en una terrible turbulencia.


Su imaginación era el artífice de todo el desastre, las maletas salían por el aire desparramadas, la gente chillaba agudos lamentos, como los lamentos de la luna cerca de la aurora, cerca de la locura. El ejecutivo hispano empujaba con fuerza la puerta de emergencia en un desesperado intento por salvarse, sin reflexionar que tal vez agravaría la catástrofe y serían todos arrastrados por el vacío.


John no hacía nada más que estar atónito y estupefacto, no podía reaccionar, y así lo hiciese, muy poco podría hacer por él y por sus compañeros. Entre tanto el hispano de pelo oscuro logró abrir la compuerta de emergencia y en el acto salió volando como una bolsa de plástico negra dentro de una tormenta, el piloto gritaba que el motor de una de las turbinas no funcionaba, y el copiloto le aseguraba que mas que no funcionar, estaba encendido en llamas, unas llamas que se iban comiendo toda el ala derecha. En ese instante fue que el hispano abrió la compuerta, y ésto causo tal descontrol dentro del avión, que una de las maletas de la parte de atrás, voló hasta golpear la cabeza de John, su última imagen fue la de la niña de frenos que le sonreía.


Una vez en tierra, el negro era todo el panorama, a veces la mente le sugería la voz de su madre que lo reprendía, también se le aparecía la imagen desganada de su padre con una botella en la mano, su hermano menor que lo llamaba, la imagen de Paul y Elinor caminando por la playa, la voz de Norbert recitándole algunos poemas de Pound. Luego veía una larga calle gris, y el cielo tan gris como la calle, como el cemento, sentado en una acera, empezaba a sonar el Opus 123 de Beethoven. Su hermano cogido de la mano de su madre y su padre atrás, a unos dos metros de distancia con un paso penumbroso. De entre las sombras la figura de Jacqueline que se le acercaba hasta besarlo. Después oía risotadas y veía los rostros de Marie y de Sally riéndose de él y en ese momento se despertó sobresaltado, se dio cuenta que la humedad de los labios de Jacqueline correspondían al agua que golpeaba en la playa y le cubría el rostro. Empezó a toser mucho y termino por vomitar varios litros de agua salada, luego se echó en la arena a meditar sobre lo ocurrido.


Al levantarse, John se echó a llorar por su destino y las lagrimas que caían sobre la arena, iban formando manchas oscuras que parecían por momentos una especie de obra de arte abstracto, pero el pensar en eso, no hizo otra cosa que despertar su ira, y después de observar un largo rato su creación, la borro con el pie izquierdo. Sintió una punzada en el estomago y temió lo peor, quizá estaba herido de gravedad y en su situación nadie podría socorrerlo; rápidamente empezó a tocarse todo el cuerpo buscando alguna herida, pero después de reparar un momento en su punzada, se dio cuenta de que era una punzada de hambre. Se acordó pues de su paquete de cigarrillos y recordó que los amigos de Elinor fumaban para no comer y así calmar el hambre, además sus ansias de comida eran por la resaca. Se lamento de haber bebido tanto whiskey, o peor aún, de no tener ahora algo de whiskey para acompañar su cigarro. Pensó un momento en que quizá su sobriedad hubiera podido servir de algo a la tripulación, pero él que no era más que un joven inmaduro ¿Qué hubiera podido hacer por sus compañeros? ¿De algo hubieran servido las ecuaciones del curso de matemáticas? ¿Servirían sus conocimientos de literatura en algo? ¿Acaso si hubiera leído Los Cantos en el momento del accidente, hubiera calmado los ánimos de los tripulantes, y así evitado que el hispano desesperado abriera la compuerta? Encontró el paquete de cigarrillos que estaba aun cerrado y éstos secos, además milagrosamente encontró un paquete de cerillas envuelto en una bolsa plástica, no se acordaba de haber hecho tal artificio, pero se alegro enormemente de su inconsciencia. Prendió un faso y con la primera bocanada tosió mucho, empezó a aspirar el humo y se lamentó de no tener su libro de Pound, para releer Los Cantos mientras moría de hambre o de soledad. Se sentó en la playa con el cigarro y mirando el horizonte se preguntó por su destino, finalmente, aunque había escapado de la revuelta popular, con su persona habían logrado su cometido, “Los blancos al mar”.


Luego subió sobre un pequeño montículo de tierra y vio que en el fondo del paisaje, brillaban los rayos del sol con tono metálico y pensó que quizá eran los restos del avión destrozado, la marea estaba baja y quieta, tal vez podría nadar hasta el avión y recoger algunas cosas que le fueran necesarias para su supervivencia, pero nunca fue buen nadador y temía mucho por su vida, no quería morir ahogado en altamar. Desechó pues sus intenciones y le atacó una aflicción aun mayor, sintió que era culpable de todo este desastre, que debió haber avisado al capitán de la falla en la turbina, pero seguramente le hubieran tomado por loco. Quiso rezarle a Dios o algún dios, pero no creía en ninguno, apenas conocía al señor barbado que se le hacía aburridísimo y poco creíble, por otro lado pensó en las deidades africanas de las cuales solo conocía algunas de la religión Yoruba, que un compañero de antropología le había presentado en la cafetería de la universidad, se acordó de Yemayá, diosa de las aguas y las profundidades marinas, aquella que es única y está compuesta de siete caminos o avatares, solo ella podría salvarlo de su ruina o propinársela de una vez, pero ésta se le asemejo mucho a Poseidón y como tenía mala relación con las deidades griegas, casi que olvidó el asunto y hasta se sintió patético por desear la ayuda de estas deidades descabelladas que nada tenían que ver con él, una de Grecia y la otra de Nigeria, ambas tierras muy lejanas, y si había algún dios al que rezarle, ese era Dios padre Yahvé, dueño del cielo, la tierra y de todas las cosas; su hijo Jesucristo y el espíritu santo. Toda esta disertación religiosa se le hizo obtusa e innecesaria, terminó entonces por confinarse a los poderes del destino y el amor, solo la poesía podría sacarlo de su penumbra. Se hizo de noche y resolvió dormir en un árbol, lo escaló con algo de dificultad y dormitó hasta que amaneció.


Por la mañana se dio cuenta de que a pesar de todo, estaba en un paraíso, ya que aquella playa era virgen y paradisiaca. Por un momento volvió a ver las imágenes de la entrega de su premio Nobel y al ver a su alrededor se le vino a la mente la figura de un intrépido marino que sufrió penurias como él, y que después de una vida llena de peripecias logró escribir un libro considerado un clásico de la literatura, este era el viejo Robinson Crusoe que, después de vivir más de una veintena de años en una isla desierta, logro sobrevivir y ser rescatado antes del final de sus días. Esto le dio muchos ánimos, pero entonces entró en acción la mente racional que lo arruina todo y empezó a interrogarlo ¿era realmente Robinson Crusoe un marino de tal envergadura como lo cuenta la historia? ¿Era esa historia un relato de un acontecimiento histórico o era ficción? ¿Entonces sería el pobre Robin un personaje? ¿Quién rayos era entonces Daniel Defoe? ¿Era un seudónimo de Robin para contar su historia? ¿Sería entonces éste el personaje y el otro la persona o al revés? ¿Esto aniquilaría sus esperanzas de de supervivencia? Pensó: “Pobre John, Pobre John”, y deseó tener un loro panchito para enseñarle a hablar.


Todos estos pensamientos terminaron por invadirle de un sentimiento de profunda conservación y empezó a alucinar con que, él podría ser el Robinson Crusoe moderno, se convenció de que estaba en una isla desierta con salvajes que practicaban el canibalismo. Ésto le infundió tal audacia, que empezó a explorar el terreno en busca de alimento, no tuvo miedo de las fieras a pesar de estar desarmado, él se sentía como la fiera, en cuanto apareciera tal bestia, se lanzaría sobre ella y la tomaría como trofeo para él, se construiría una cabaña y esperaría por su rescate el tiempo necesario, mientras tanto podría estar en la soledad que lo convertiría en un gran artista. Se adentró pues en la maleza y después de una hora de camino libre de peligros, se encontró con un cabrito que lo miraba con compasión, pensó que se había hecho la lotería y que tendría algo para cenar ese día, se dispuso a matar al animal, pero al mirarlo a los ojos se le aguaron los propios y se sintió muy mal, el animal tenía una mirada muy tierna que le pedía que no le hiciera daño. Pero tenía hambre ¿era acaso un acto de crueldad el quitarle la vida a un animal salvaje para sobrevivir? ¿Estaba mal el derramar la sangre de otra forma de vida, solo para conservar la suya? No, estaba realmente en apuros, necesitaba alimentarse. Pero matar se le hacía algo éticamente incorrecto, dar muerte a un animal indefenso para su necesidad, ¿pero los leones tendrían compasión por él, podría convencerlos de que no se lo comieran con su carita de cordero degollado? No, necesitaba subsistir y ese era el medio que mas estaba a la mano. Pero matarlo con sus propias manos se le hacía aberrante ¿se mancharía las manos con sangre de otro ser vivo? ¿Les importaría a los leones embadurnarse de su propia sangre cuando se lo devoraran? ¿Era él acaso un león? “Pobre John, pobre John” exclamó en voz alta, suspiró y pensó: ¿matar o ser matado? ¿Ser o no ser? ¿Avanzar o retroceder? ¿Moverse o quedarse quieto? “Pobre John, pobre John”. Decidió por fin matar al cabrito, y cuando se le acercó, éste noto sus intenciones y salió en estampida espantado, lo persiguió por entre la espesura del bosque pero tropezó con unas grandes raíces que sobresalían del suelo, se sintió desdichado, pero en ese momento vio frente a sus narices un par de botas de cuero.

Era un guardabosque con aspecto de Bóer, acompañado de un sirviente negro, le ayudaron a levantarse y notó que en su chaqueta estaba el símbolo del parque natural de la costa oeste de Sudáfrica, le preguntó al guardabosque que dónde se encontraban y le dijo que estaban en la reserva natural de Saldahna. John le contó de su desgracia con el avión y le dio infinitas gracias por dar con él, caminaron un rato mientras que el guardabosque le hablaba de las especies que habitaban el lugar, le dijo que estaban a cuatro horas por tierra de Ciudad del Cabo, pensaba que estaba en alguna parte de Angola o del Congo, pero le alivio mucho el saber que estaba en tierra conocida.
En mitad del camino se cruzaron con una gavilla de leones, una gran manada que se veía hambrienta. El sirviente negro empezó a sudar mucho y a temblar, terminó por correr en dirección opuesta, pero una facción más de leones apareció por la retaguardia y le obstaculizó el paso a modo de feroces mordiscos, se lo devoraron y el Bóer empezó a gemir asustado. Mientras que los leones se acercaban, el nerviosismo se hizo presa de los dos, la desgracia no podía ser más infinita, a punto de estar a salvo, se encontraba con este gigantísimo y abundante inconveniente, parecía que su destino estaba echado, su muerte era algo que debía cumplirse y todas las disertaciones sobre su intuición se fueron al piso, su sueño del Nobel se destrozo mientras que un par de leones lo miraban fijamente, no les quito la vista; estaban totalmente rodeados, la tensión crecía a cada segundo, su corazón bombeaba a ritmo estrepitoso, se acercaban cada vez más, y el par de leones no le quitaban la vista de encima, él tampoco, mantenía fija la mirada en sus ojos fieros, y de repente volteó su cabeza a la derecha y vio como la boca de un gran felino melenudo le tapaba la luz del sol y su vista se desplomaba por los suelos.

Entonces escucho: “Señores pasajeros, bienvenidos al Aeropuerto Heathrow de la ciudad de Londres, ya pueden desabrocharse sus cinturones de seguridad. Disfruten de su estadía”.

Tomate Tersites 2011

V Salmos de esta Vida V


V

¿Y porque me duele la cerveza?, me duele hasta quejarme de incertidumbre, me duele hasta el remordimiento, hasta la aburrición, hasta el dolor, hasta el tedio.

Pragmatismo, escepticismo, el no hacer como hacer o me suena mejor el no hacer como no hacer en sí mismo. Sé infantil, cobarde, apático, risible, constreñido, enajenado en tus pajas, calambres mentales y discordia, crea discordia porque el águila dorada substancial no se puede ir, sé el todo y la nada, sé tan egoísta hasta el punto de ser egoísta contigo mismo, disfrázate de mormon, odia la compasión, vive por ti mismo pero no te definas, niégate hasta negar el universo, conviértete al Islam, sé cristiano, irracional, ten fe en dios, busca el nirvana en la calle, no alejes el adentro del afuera, vincúlalo, hazlo retroactivo, odia a tus amigos, ama a tus padres, comete una manzana diaria y no vayas al doctor porque tu solo te puedes curar, procura no gastar tu dinero en cosas útiles y “sé feliz” o mejor, haz tu vida un poco menos miserable.

V Salmos de esta Vida IV


IV

Incinerado en la apatía, y la sonrisa de un muchacho alegra un poco más la vida, lamer los ojos de frases semánticamente anómalas, de partidos de fútbol, pesas y lo primero que se me viene a la mente, ya no escribo con sentido, todo es sin sentido, solo un juego de palabras que se colocan una encima de otra para parecer más genial, más loco; porque me cago en la genialidad, me cago en la locura, “mata tus ídolos” incluso el hecho de matarlos; las paradojas como ley…es el fin del mundo, que viva la gaseosa y Milán Kundera, que lo maten también.

Caras escurridas y esto verdaderamente se esta volviendo mas rabioso, mas confuso y absurdo, enérgico y embalado, extasiado y descortés, heroinómano y tedioso, asustadizo y demente, un tanto sedado; paranoico porque siempre me siento el centro del mundo, porque me creo tan importante que la vida misma se quiere deshacer de mi, aniquilarme, exterminarme…por eso la niego en si misma y las contradicciones me gustan, la lógica me hastía, me parece cerrada y falta de carácter ¿Por qué? Porque fueron las primeras palabras que se me vinieron a la mente y se me hizo que sonaban bonito.

Torpeza, ingenuidad, pretensión, amor a las cosas, cosas que son y no son o están allá y acá sin estar, principios ontológicos que no me gustan, me gustan más las contradicciones como estas.

Se me tuerce la mano y te busco por la universidad ¿me estaré volviendo gay? Quien sabe, los hombres no me gustan, pero como dijo un amigo – nunca he estado con uno para decir que me gustan o no –, podré parecer marica, pero es síntoma de esta disidencia pop que recorre mis venas; protestas adolescentes en la estación publica, buscando un coche que nos lleve a Venecia o a Villa Luz, a la ochenta o la ciudad cielo, a un lugar un poco más lejos de este absurdo, haber si dejo de caminar lento y deprimido, haber si me dejo de masturbar y consigo una mujer como todo un macho, haber si dejo de escribir tonterías y hago poesía épica o, escribo como el cabrón de Tolstoi, haber si alguna mujer ve en mí algo más que un patán y drogadicto que quiere parecer loco…pero da tristeza y también pereza, ¿compasión? Dicen que la compasión es una virtud, pero lastimosamente no tengo tiempo.


El cielo está a tu lado, el infierno tambien...

Alice in Chains - Heaven Beside You


Be what you wanna be
See what you came to see
Been what you wanna be
I don't like what I see

Like the coldest winter chill
Heaven Beside you...Hell within
Like the coldest winter chill
Heaven beside you...Hell within
Like the coldest winter chill
Put Heaven beside you
Hell within
And you think you have it still, Heaven inside you

So there's problems in your life
That's fucked up
And I'm not blind
I'm just see-through
Faded
Super jaded
And out of my mind

Do what you wanna do
Go out and seek your truth
When I'm down and blue
Rather be me than you

Like the coldest winter chill
Heaven Beside you...Hell within
Like the coldest winter chill
Heaven Beside you...Hell within
Like the coldest winter chill
Heaven Beside you...Hell within
And you wish you had it still, Heaven inside you

So there's problems in your life
That's fucked up
But you're not blind
You're just see-through
Faded
Overrated
And out of your mind

Like the coldest winter chill
Heaven Beside you...Hell within
Like the coldest winter chill
Heaven Beside you...Hell within
Like the coldest winter chill
Heaven Beside you...Hell within
And you know you have it still, Heaven inside you.
Jerry Cantrell, Alice in Chains, 1995

Destellos y Hundimientos


Destellos y hundimientos, prominencias y aproximaciones, reparaciones instantáneas, cosas que se me devuelven. Voces trastocadas, tonadas a todo pulmón, desplegadas en el montón, en una masa de espectadores, quieta y viril, cuerda, demasiado cuerda, colgando de una cuerda, despedazando los pedacitos de mar, los pedacitos de espejo roto, las cuerdas de la guitarra. Volcanes relampagueando, en agudo tronar, sentados en tronos bajo la mar, esperando el momento preciso para estallar, esos son mis fuegos, los tuyos también ¿Qué creías, que los peces no se encendían? Moviendo las pequeñas aletas fantasmagóricas, quitando mascaras desde los pies, debemos tener los pies en la tierra, sobre todo porque del agua venimos, como seres traslucidos junto al portón del tiempo, esperando limpiar las acumulaciones de casillas pasadas, esperando exprimir la esponja del recuerdo y así cerrar la puerta, abrir la ventana y saltar al vacío, ¿sabes qué hay de cara abajo?
Se me olvidan los nombres y los rostros, pero hay pupilas que permanecen en mi mente. Miradas claras y sinceras revoloteando bajo alfileres y agujas nombradas en la tarde, como agujeros y pendientes, un aretico en la oreja, dios me salve de una expansión.
Frente a esta desolación solo me queda navegar con la vela en alto, sobre la melancolía, como un antiguo capitán pirata, despejado como el cielo, sangrante como el vino y el alma enloquecida por las energías que se afectan en el plexo, las vísceras y el corazón…el pecho en alto es la única salida, porque las lagrimas siguen estancadas, como de costumbre, sin una razón precisa para estallar en llanto, sin una razón precisa para mentar la miserableza que puede producir el sonido tangueado, con sabor a bandoneón, en mitad del parque japonés, un café con leche y la marcha de Vivaldi que me hace un tipo fenomenal; sin ser bandido ni abatido, me siento divertido, adormecido, un poco envejecido y lento. 

Joquina Aroca 2010

Comunicado # 1


Pues nada, a pesar de que este sigue siendo un blog cuasi-anónimo...voy a retomar las publicaciones, y en estas ocasiones publicaré textos de otros personajes que me interesa que conozcan, como por ejemplo, el viejo Hakim Bey, algo de Nietzsche (entre esos algo que escribí sobre el man), Lao Tse y su Tao Te Ching, algunas citas de Fernando Arrabal, de Cortázar, de Antonin Artaud, Antonio Machado, Walt Whitman, Raúl Gómez Jattin, Khalil Gibrán entre otros. Así como la invitación a que envíen textos a la revista Cinismo Sinismos para su tercera edición. Y como siempre, unas buenas rolas para que ambienten sus lecturas.
Carpintero Tersites,  3 de agosto 2011