Tersites

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jueves, junio 30

Una Vida me Bastó

Para Lopa
Una Vida me Bastó

Estoy muerto. Eso ya lo sabía, creo que desde que nací, sí. Nací con la certeza de estar muerto y no pecar de angustia ni de agonía, tampoco buscando esperanzas en los libros ni en los pensamientos, fielmente apegado al sentimiento de vacío, vaciando la basura, la caneca y la cabeza, tan alejado de esas ideas crédulas de futurismos, muerto desde la vanguardia, eso, la quintaescencia de la vanguardia, la vanguardia misma, la vanguardia de la muerte.

Todo eso tan necesario e inocente, que desde mi ignorancia infantil me deslicé hasta la senilidad adolecida e indecente, saltando desde los brazos de mi madre y luego golpeándome contra el suelo, procurando no esconderme tras sus enaguas y así, no esperar sus abrazos ni sus besos de buenas noches. Con la mancha sanguinolenta sobre el asfalto me enteré de mi destino, mientras un cardenal rojizo y aletargado se escurría por mi rostro y, al llegar a mis labios se me abrió el panorama completo de la vida misma, entendí la inutilidad de la noche y su existencia, la necesidad pujante de la niebla tras el paso de mis pasos, la estela que voy dejando tras el rastro, mi rostro, rastrojo, guiñapo, filipichín, pedazo deshuesado de humanidad que en cualquier traje es tan intrascendente, tan injustificable que hasta me da rabia, y más rabia me da el relativismo y el facilismo con el que le dicen – Haga lo que quiera –, que aquí no necesitamos más gente que se pregunte estupideces, ni tampoco nobles caballeros que las practiquen, ni sabios de lo inmovible, el panorama es cada vez más negro si nos quedamos en la cabeza y no damos el salto hacia la irracionalidad, la verdadera razón de ser que se halla oculta, tras la máscara esquizoide que le han colocado los del parlamento del ojo reptil, los gusanos tras la verja que ya perdieron su llave, se les olvido que todos tenemos copias y ahora nos movemos cabalgantes.

Este sueño agitado y pueril, esta empresa inservible de ser humano, para ser algo más que eso, como si ese algo justificara la insensatez misma de la mera existencia, como cuando pongo un par de palabras de más, sin tener claro el hecho de que querer ser más claro, o coloco un par de tonos extras o, unas noticas al final del pentagrama para completar la sincopa del primer compas. Y hablo de esto, de arte, porque quise ser artista para justificarme el hecho de respirar, y ahora que no lo hago o lo hago a cabalidad, me doy cuenta de lo mediocre que es la mayoría del material que anda suelto. Yo con mi ojo avizor, mi ojo de águila, mi nariz ¿aguileña? Mi oído suprasensible que capta distancias y tonos, y escalas, palabras, mares, sonidos, mares de sonidos, sonidos de mares, de olas, de crestas, melenas, tigresas, leonas, águilas, costeñas, rubias, quiteñas y azuladas, no percibió el sonido del gatillo, y mi nariz no saboreó el olor de la pólvora, así como tampoco vi la mancha de sangre en el suelo estrellado.
La noche que del corazón se extiende tremebunda, ronda cielos y cabezas, rapadas, cortas y angostas, guerras de rapiña en el supermercado, asaltos de comida con comida, de huesos, tendones, carnes desgarradas y torcidas, desangrantes y venenosas, tan añejadas que da miedo olerlas. Pero con la luz adentro, cabalgante y algo malmirada, una sonrisa de sorpresa que nos espera en la mañana, y eso es casi mañana. Y del delirio saldremos agradecidos, de la fiebre alejados como maíz rozagante, rubios granos del sol que se siembran en boca grasienta y  húmeda, listos para florecer en huertos sin dueño, como cualquier mata, raíz, junco o maleza.
El aire puro que se exhala, se purifica en el interior, dando vueltas por una manzana empuñada, cebando vistas, piedras, maderos y flores. Puertas y adoquines de mármol enmudecido, mejor dicho silencioso, que permiten al limón pensar y salir de su amarga embriaguez, de una vez por todas, para que la oleada se abra paso por entre el valle y el pueblo, en un amanecer resplandeciente el tono gris desaparece, las caras lucen rozagantes brillos insospechados, luces divertidas y extasiadas, libres y sonrientes por entre el lago interior.

El rio que no es de horror se navega fácil, dócil y pausado, al ritmo de los canarios, fluye y es retroactivo, auto existente de la noche azul, la maravilla de un alma celeste, colocada en el suelo terco de la tierra-mundo. El torrente sanguíneo iluminado por la llama trina y no terca, del azul, el rojo y el blanco, tan lejos de los tonos verdes escamosos, peregrina puro entre tinieblas de humos extraños, añejos y lunáticos, babeantes, pero la llama continua alumbrando el desierto enrojecido, el camino atomizado de Vitrubio. 

Y así, en una tarde cualquiera que despunta al verano, decidí llevarme el caño a la sien y… Bang Bang Bang… Terminar con este chiste de vida, llamado ¿vida? Un nuevo sol resplandece aquí mismo, y se despliega por entre mis palmas y desciende por mis extremidades. El sexo infantil, relajado, recostado, aun se baña en abril, y no necesito marfil para caminar airoso por ente el palmar. Solo se baña en sal de sirena blanca, en agua azul y jabón de tierra.

Lo vi empuñando su arma, colgado de la libertad caminó pensativo, sin ningún solsticio bajo sus estrellas, mojándose los labios con una dulce brizna veraniega, una lluvia fértil entre el camino incierto del No- Sin retorno, acostado en el retoño del cemento, del prado, el cielo impetuoso que nos libera de este funesto encierro. El humus (sardónico) del destierro ya no hace mella, ni ramplonamente en la dicotomía, ni en el silencio de una canción mal puesta, tampoco dentro del alma.
La calle húmeda seca, desplomada entre rocas, adoquines del mismo sendero vidrioso, arcoíris arenoso sobre las dunas del desierto, calentadas por el fuego interno de la misma llama trina, no portón trinitario, porque siempre fue un arco, siempre fue un cielo. Entre rocas no morí, pues me bastó con una vida.



Carpintero junio de 2011

V Salmos de esta Vida II


II

Armonías, siluetas, palabras, besos y esferos; y lo primero que se me viene a la mente son las infinitas formas del piso de este parque, miedo ¿Por qué? Por encanto y soberbia, importancia transfigurada y la angustia tiene el don de la ubicuidad, clichés, sillas, palomas, el sol del atardecer que se pone dentro de mi alma.

Hoy leí a Andrés Caicedo, se ríen  ¿será de mi?, de pronto, ya se que soy medio afeminado, no soy macho, me gustan las mujeres pero me aburre el coito, a veces prefiero los hombres, son mas tranquilos y menos mentirosos; las mujeres son bondadosas pero estrepitosas, imprudentes y pretensiosas; los hombres son egocéntricos, pretensiosos también, competitivos, ven rivales hasta en los zapatos, también suelen mentir, son mas divertidos; las mujeres son aburridas, frígidas, y si no son frígidas son perras, hay las que son un intermedio, pero no son francas, a veces insensatas.

Pero que vengo hablar yo de insensatez, ¿acaso no soy el más insensato de los insensatos? ¿Acaso no soy el más tonto entre los tontos? O soy insensato, o al mundo le hace falta un poco de sensatez, y lo tonto no me preocupa, pues lo llevo con orgullo.

domingo, junio 19

V Salmos de esta Vida I


I

Pienso, digo, pregunto, vuelvo a decir y reflexiono, escucho, niego, refuto, objeto y afirmo con cierto orden no específico. Entonces cambio y me baño, y reflexiono una vez más, me asusto y pienso, pregunto, intuyo, dudo y me vuelvo a bañar.
Leo, camino, fumo y pienso, escucho risas que se ríen de mi mismo; libertad y sadismo, amor y no-existencia, pasiones asexuales, cigarrillos y cerveza, energía y desgaste, encanto y fe, fe y desengaño, entonces desengaño y cinismo, cinismo y destrucción; no, cinismo y creación, encanto en el desengaño, fe en la desilusión, ilusión en la desesperación, y expectativa en el porvenir, porvenir en la decadencia, decadencia en la inocencia e ingenuidad en la perversión, perversión en la acción y acción en la apatía, apatía a la importancia e importancia a la gratitud, gratitud en el engaño y engaño en la repetición, repetir, repetir y repetir hasta el cansancio, cansarse hasta apasionarse y apasionarse hasta detestar, detestar lo amado y amar lo detestado.


Un mar de diamantes

Sonic Youth - Diamond Sea


Time takes its crazy toll
and how does your mirror grow
you better watch yourself when you jump into it
'cause the mirror's gonna steal your soul

I wonder how it came to be my friend
that someone just like you has come again
you'll never, never know how close you came
until you fall in love with the diamond rain

throw all his trash away
look out he's here to stay
your mirror's gonna crack when he breaks into it
and you'll never never be the same

look into his eyes and you can see
why all the little kids are dressed in dreams
I wonder how he's gonna make it back
when he sees that you just know it's make-belief

blood crystalized as sand
and now I hope you'll understand
you reflected into his looking glass soul
and now the mirror is your only friend

look into his eyes and you will see
that men are not alone on the diamond sea
sail into the heart of the lonely storm
and tell her that you'll love her eternally

time takes its crazy toll
mirror fallin' off the wall
you better look out for the looking glass girl
'cause she's gonna take you for a fall

look into his eyes and you shall see
why everything is quiet and nothing's free
I wonder how he's gonna make her smile
when love is running wild on the diamond sea. 
Sonic Youth, Washing Machine, 1995

martes, junio 7

El Muerto en la Calle

La Calle del Muerto
El Muerto. Cali, Colombia 2011


















El son, el sonido de la calle tranquila que asciende como los bigotes de Dalí, hacia el cielo nublado, el cielo funesto del hado. Esa experiencia extraña de la trascendencia, quizá, justamente el reflejo de su intrascendencia, esa cosa frágil y despernancada, esa herencia valluna de tanta sangre y desconcierto.

Este es el primer muerto de Cali, quien iba a creerlo, quien iba a pensarlo, en ese pueblecito en desarrollo tan tranquilo y pacifico, quien iba imaginar la mancha negra que se sostiene sobre su techo. Así, toda manchada y agitada trajina la ciudad, se trajina en ella, y esas lucesitas de las que siempre hablo, son las que sostuvieron los cimientos de esta babilonia "pierniabierta", esta ramera mitológica oscurantista que se posa sobre el cerro, y enciende esos vientres confundidos, los invita a la refriega, a la lucha y al manoteo, a ese baile blanco de la papaya podrida. Sí, este muerto no descansa y no la hará hasta que su ciudad lo haga, y cada familia de pueblo cierre sus ojitos pa' subir por esa calle, así muy arriba, arriba... quizá hasta el cielo, porque esta sucursal se declaró hace mucho en bancarrota.
Tomate Tersites 2011

lunes, junio 6

Epistola al último viaje


Epístola al último viaje

Y es que necesito algo que me haga sentir vivo, necesito de un instante que me saque de la añoranza, necesito dejar de añorar cosas y de planearlas, porque las cierro y cuando faltan…hay dolor, cuando son esquivas y sutiles, pero se quedan impregnadas en el alma y en la cabeza, en la ensoñación de mundos paralelos y realidades extasiadas comprendidas en una nueva sustancia; testaruda e inmaculada. Pero ciertamente no es lo mismo en cada mañana, siempre choca con tu otro yo, con tu adentro tan afuera, y entonces un día estas atrapado en un terror inmenso, en una oscuridad profunda, tan profunda como el mar, pero oscura como la noche, y te intentas agarrar de alguna estrellita. Cuando hay luna llena es mas intenso todo, la noche brilla y resplandece en tus ojos, los carros pasan mas rápido, las sirenas, los faros, los suspiros, como espirales ontológicamente incorrectas, como el alma que se me sale a veces, lucho con mi cabeza, el mundo lucha con la suya, el dolor parece eterno, pero siempre hay salvación porque todo esta allí, todo realmente existe y es tal como se nos presenta, a veces no queremos ver y decimos que las cosas no existen, pero no transgreden nada que percibamos; la cabeza siempre esta atiborrada de cosas, de letras y pensamientos, de divagaciones y complejos, miedos y angustias, la vida parece un yagé en reversa. La mente no alcanza y hay que darle cabida a otra cosa, hay que sacudir la cabeza y aligerarla, aligerar los pasos, pero no por rabia, sino por reflexión; entonces no escuchas con atención a la vida y crees tenerla resuelta, las palabras te cuestan, se estancan en los dedos, en las manos y en el papel (o en esta sustancia digital de nuestros días).

Hay un espíritu en el cielo, ronda por encima de la coronilla, el pasillo es largo, casi infinito, la lucecita no está al fondo…estas en ella, hace mucho tiempo que vives de la muerte, pero se te ha olvidado y por eso duele, la locura desatada en la noche, en la música que resuena cerca al corazón, da tumbos en un búm búm esquemático y repetitivo, el sonido de los transeúntes y el sol picante, no hay diversión en estos instantes, asustado por otro día, caminando siempre solo, muy solo, con la duda en la eternidad, enamorado de nadie y amando el universo, sin saber si salir o quedarse, quizás darle una llamada a la eternidad, en medio de la noche y el insomnio, estar despierto durante 76 horas de 24 que tiene el día, la llamada es firme y con mucha risa, algo pasa por la cabeza de Dios, el estomago atiborrado de cosas al igual que la cabeza, la media sonrisa esquizofrenica, los trastornos incorregibles de la matriz, el despertar desubicado luego de no haberse ubicado en toda la noche. Corres mucho, intentas alcanzarla y la miras a través del vidrio, ríes y te desesperas, el policía aun no ha dicho nada, pero te mira inseguro…eres sospechoso, de verdad, posible descarriado, de esas personas que son potencialmente suicidas del yo, de la conciencia y la razón, ahí entra la gran paradoja que se presenta ante nuestros ojos, la búsqueda de la libertad, interna e intensa, se quiebra con el ruido de un maldito bar, el futuro muere y alguien pasa, vienen a por mi, en el pronombre de una canción mal puesta, la desorganizo y me ahoga un poco el silencio venidero, el calor de este saco se me hace asfixiante, me acuerdo de cuando miro en las calles, me siento y veo pasar la gente; haz visto a la perspicacia caminar por las calles, se reune con alguien y sientes que debes alcanzarla, se arrodilla pero al mismo tiempo vuela, que puedes hacer, hablarle sobre cualquier cosa y despedirse porque te espera la chica de las botas de cuero, la de la noche y el cigarro escondido, lo esconde en el brasier y nunca le haz visto la cara, la oscuridad no te permite verle los ojos. Siempre estoy medio despierto y con una pierna al otro lado, perseguido por la jauría de estos tiempos y cada vez me siento mas incomprendido, mas perdido, inhibido y solitario, pensativo y con las palabras en los pies, esta chica realmente es desesperante, pero mas desesperante soy yo mismo que comparto su misma esencia, soy la ubicuidad del pensamiento, la extensión poco importa porque solo me basta con mirarme en un espejo, la eternidad se hace esquiva, como los animalitos que recorren mi cuerpo por las tardes, envuelto en poemas malditos de un exponente autóctono y esta hierba de viernes soleado; una pequeña frase subrayada y la respuesta en un trocito de papel, nadie pregunta pero todos responden en su soberbia, en esta soberbia que comparto y me pesa todos los días, lastimosamente las cosas me pesan, por mas ligeras que sean se vuelven insoportables, pero prefiero flotar como una pluma de pájaro en el cielo, en el viento matutino de un día no identificado, y no está identificado porque siempre esta presente, en este destino urgente, en cierto desasosiego que hace las veces de adolescencia.

Viernes por la noche, atrapado en la ciudad, de nuevo atrapado, pero libre en mi urgencia, mi necesidad, mi amor, aun tanto como la espera que me espera en el rincón de este nuevo año no identificado…me quiero bajar de esta nube, montarme en otra, mas sutil, sin desteñir su boca, con olor a labios carmesí, o rosados, y a mejillas un poco ruborizadas.

La elegancia se me hace urgente, necesaria en esta vida y la otra, un poco de estilo…sucesivos fracasos y triunfos que son lo mismo al fin y al cabo. Los sueños rotos que se viven, las divagaciones mentales que se sufren, la estulticia que nos envuelve en las noches y por las tardes en la calle, jodiendo, andando por ahí, sin pedir nada, ni siquiera un beso de buenas noches; la fijación ajena que reside en el corazón, soy todos como ninguno, y en este sol de medio día, camino sin rumbo, sembrándolo y alimentándolo, haciendo la gracia de dios, por la ciudad, por sus rincones y calles marginales, en medio del desorden del mundo, el mercado persa de la sinvergüencería, la gente de hollín que se consume lentamente, el bote de basura como fogata, los nómadas del mundo citadino, los desposeídos de la gran urbe, los sonidos que ensordecen con el paso del tiempo; el tiempo, sucio tiempo que no cura nada, el tiempo que es la velocidad de la vida, sin saber muy bien lo que pienso, sin beber aun de las aguas de la vida longeva de los dioses, las imágenes mitológicas, de mi mitología cotidiana, mis amores, mis pasiones, mis deseos y tantas cosas mas.

Sin estar allá, me hago tan presente, porque estoy acá y en el acá esta el todo, la ubicuidad, la melomanía, las sombras de este mundo se iluminan en este divagar constante, el universo en una lata de cerveza, sin caer en clichés juveniles, escribo a letra lenta y bien impresa, con paciencia y sin conciencia, rimando en cada acera, buscando palabras en la música, yendo de aquí para allá, quedándome un largo rato acá, besando las avenidas, bendiciendo cada espacio, añorando todas estas cosas, me difumino, me disuelvo, aligero las cargas del destino, me quito los velos de la existencia, trepo montañas de hombres, piso sus espaldas, sus omoplatos, siento la columna de cada uno, procuro no lastimar sus costillas, me apoyo en sus caderas, son hombres, son mujeres, son niños y se me viene a la mente la imagen de la gran montaña del mundo, la transfiguración de esta generación, la generación de la esfinge, la gran montaña de la generación de la esfinge, la escalo, subo por encima de los cuerpos, las caras rojas, los cuerpos tensionados, las manos sudorosas, las narices húmedas y mi sonrisa tan deseable como esta noche de mi insomnio. He llegado ya a la cima de la montaña, veo el mundo en su atardecer, vacío, el sol cae en el horizonte, y los pájaros empiezan a cantar, el ultimo viaje comienza con la danza de los mil cantos, los mil pájaros emigran, las semillas empiezan a podrirse, los cuerpos flaquean, esta tristeza que acelera mis latidos, mis fuerzas desfallecen, mi cordura se desvanece, solitario en medio del olvido; pero la montaña parece caerse sólo en mi mente, porque los hombres, las mujeres y los niños aun aguantan el peso del mundo; el que se debilita soy yo, y seguramente no sabrás lo que pienso de eso.

Atómico, sonido atómico, estridente, cacofónico, insoportable, se introduce por los oídos y viaja por las venas, llega al corazón y retumba con fuerza, inclemencia, ¡justicia!, ¡exijo justicia! Y vienen a por mi, de nuevo, en el sonido estridente, en el pronombre de una canción mal puesta, no puedo desorganizarla pues estoy encima de la montaña, practicando la coartación de los sentidos, mi libertad, mi leve libertad, voluntad maltrecha, desarraigada de todo preconcepto de razón, inquietada por las mil y una formas del espíritu, divagando por este océano de posibilidades, riéndose de los justos, riéndose de los buenos, riéndose de los malos y vanagloriando a aquellos que ríen, que no se ofuscan por nada, los que nacen cada día, en huertos sin dueño, infinitamente extensos, como legumbres frescas y de fácil digestión, como frases dantescas y tardías, incorregibles como el tiempo, derrotista como este silencio intangible, pero siempre ahí, compaginando el universo en sus infinitas acciones, desmitificando los “meta relatos” de estos tiempos, sin caer en discusiones absurdas de nombres olvidados, la perfección como condición, los valores como ilusiones, la aceptación del ente como el ser.

Y al bajar de la montaña de cuerpos, me vi solitario en medio de la jungla, cual capitán colono, navegando por el río, el largo río del horror, de la búsqueda, el viaje espiritual, el camino como meta, naciendo para nacer, navego por el río silencioso, atormentado por los miedos de todos los días, el corazón palpita rápido, la cabeza divaga un poco y muero en la vida, vivo en la muerte, y se hacen en si mismas, la vida y la muerte como lo mismo, como el río, como la maleza, la jungla de mis noches, desiertos de mis mañanas, todo iluminado, recorriendo el desierto, siempre solitario.

Y estos soles son eternos y resplandecientes, me calientan el alma mientras camino por la jungla, desde tiempos ancestrales y épicos que resuenan en el presente, desde cavernas de otros espacios, desde tiempos que son espacios, que cautivan a cada ensordecido y ciego, los ojos internos que revelan la verdad del mundo, sus conexiones lógicas y enérgicas, como cuerdas que cuelgan, como hilos brillantes, como dimensiones paralelas que hacen ver las cosas de otra manera; intransferible el sentimiento, el amor que no entiendo, que se fue instalando en mi cuerpo, comenzando por mis manos hasta llegar a mi pensamiento, corporalmente indispuesto a todo, moralmente descreído de todo, emocionalmente confundido en todo, mi espíritu sobrevuela el sistema, mas no sobrevuelo solo, me acompañas y te acompaño, nos acompañan muchos y también miramos desde adentro, inmutados en la gran Y, en la gran paradoja cósmica y elevada, casi como una emanación. Pienso y pienso, te pienso todos los días, imagino tu sonrisa y la perspicacia de tus ojos, en frente del mundo de las mentiras, pero no quiero hablar del mundo, no quiero irradiar mi odio, no quiero llorar sobre la leche derramada y por eso no veo noticias, me encierro en mi casa y nadie sabe de mi; de mis respiraciones, si todavía vivo, si cada respiración es verdad, mis respiraciones como realidad, como materialidad, sujeto o simple fenómeno energético, simples fluctuaciones de energía en lo constante, lo pasajero como eternidad, el ultimo viaje que no es el ultimo viaje, ya sabes que todo es un viaje; un increíble y maravilloso viaje, este que no te cuento, lo contamos.

M.Gyord 2008


Bogota Terror 2000


Bogotá Terror 2000
(Neoliberalismo y miedo al corporacionismo ascendente)

Me llamo Steven y vivo en la ciudad del uno y mil terrores…Bogotá, metrópoli de desenfreno, desesperada y apurada, malparida y trajinada; el ensueño de los grandes poetas muertos y malditos, el asfalto rojizo y desangrado, el cuchillo de la mañana, el trabuco de la tarde y la droga nocturna; luces, disparos, farra, muerte y otras cosas más, endulzan el candor de la ciudad, la sabana y las montañas, los infiernos altruistas y el desencanto de los artistas que venden su alma a dios y a todos los dioses, escombros y ñeraje, ficciones reales y pasiones químicamente inestables, volátiles como el viento, volátiles como las mujeres, gritos y espantos, esperpentos estatales, psicodélia espiritual y el engaño de los Zeus del mundo, ínfulas de grandeza, tiranos y “tiranoides”, podercitos y pastelitos, luces navideñas, día de brujas, monedas y colillas en el piso, brujería y Satanás jugando póquer en el centro.

El viejito alcoholizado en los mares etílicos de su vejez, botellita en el bolsito, toma a tragos largos y amargos, toma en el bus al lado de mujeres y niños en brazos, enfrente de otros viejos y respetadas ancianas, anuncios, periódicos, más colillas, alcantarillas. Bolsita de periódico, otro trago mas mientras hacia el ocaso suena Pink Floyd, a través de las calles y los sitios me escondo en el tímido tronar de un piano de cola, que perdido esta entre sus notas; hace frió pero camino para calentar mi cuerpo, camino sin rumbo hacia la nada, nadando en las aceras, con sabor a vodka en mis labios, es de noche y ventea a cántaros, el viento mueve mi pelo y me pierdo en la sonrisa de aquella chica que acaba de pasar a mi lado, veo grandes edificios y me siento en Londres, me asustan los edificios, me asustan los faros y los suspiros, me asustan los llantos y me siento solo; solo y abandonado. Sorpresa, encontré una moneda en el piso, es de quinientos pesos, eso son dos cigarrillos y medio, la luna parece un sol y camino en ambiente cincuentero, el dinero, el efectivo, el cambio, las vueltas, la mierda, los cheques, las cajas fuertes, los bancos y más mierda, tarjetas de crédito, de ahorros y debito, depósitos, registradoras ¿y yo?, me conformo con mi moneda de quinientos, son dos cigarrillos y medio, que mas necesito para aguantar la noche casi día, la ciudad se empieza a transformar con la caída del sol, es la hora del desorden en el cual los curas son jíbaros, las monjas son putas y las niñas de casa son zorras, los ejecutivos son travestís, los buseteros son cacorros, los estudiantes se putean por un pedazo de chorizo con arepa, y chorizo y arepa es lo que sobra a esta hora de la noche.

Edificios a los lados, los faros espiantes se fugaban en la noche, el cielo cae al tiempo que vuela, universidades futuristas, cayendo iba en la desnudez de la furia, sin poder despertar del trance erótico de la noche, donde los mismos edificios que me asustaban, me excitaban y daban ganas de llorar. Ya no me motivaba la muerte, me motivaba algo que no se que es, algo que me carcomía la embriaguez, cierto sentimiento romántico al ver al viejito ebrio, al chirri fumándose un bazuco, al ver las calles húmedas, los soles en cada esquina, satisfacción de estar ebrio, poemas de carretera, películas del viejo oeste…en fin, era la séptima que traía a mi cerebro miles de estallidos extraños, algunas lagrimas encefálicas, mi cerebro lloraba, mi cabeza, mi pensamiento, mis manos sudorosas, mi pelo rubio, ¿mi boca? Seguía sabiendo a vodka y sabia que seria el único sabor de la noche, el del alcohol mezclado con más alcohol y otras cosas – será el Alan - me dije a mi mismo; baje unas escaleras y entre en un túnel parisino, lleno de grafittis alusivos a la última marcha estudiantil ¡No al PND! ¡ELN 40 años de lucha!, cosas por el estilo decían los escritos urbanos, escritos por encapuchados fugados en la noche, como las lágrimas, como las mujeres y los faros.

Yo era un tonto más entre más tontos que vivían entre estupidos, ignorantes que se juraban de buena fe, el olor a incienso que dejaba el mismo tipo de todos los días con su sonrisa de idiota buena gente. Salí del túnel para entrar a otro infierno, al de la rumba, las drogas y la música electrónica de moda, los restaurantes donde nunca podría comerme un buen almuerzo estaban cerrados, solo habían bares y discotecas de mala muerte, era “Cuatro Parques” ¿Cuatro Parques? Si, Cuatro Parques porque eran cuatro parques donde la gente se drogaba hasta morirse y partirse el culo en cuatro partes, donde se vivía la maldad y la bondad era rechazada, la maldita bondad hipócrita que tanto me da asco, infiernos altruistas, magos desencantados del tiempo y de las semanas, héroes de la noche atormentados por la policía, vírgenes que solo eran vírgenes, si no se cuenta el anal (jajaja) las vírgenes y los descarriados del mundo que se inyectaban a plena luz de la noche…y al fondo Magdalena llorando desconsolada, descontrolada también, el anís no deja a nadie libre de culpas ni de embriaguez, con el anís no hay indulgencias, todos son excomulgados por la santa Madre Iglesia y por el poderoso Padre Estado; se camina por aceras, por conductos elevados llamados puentes, los carros transitan por largas líneas grises llamadas avenidas, puto civismo del siglo veintiuno. Yo prefiero ir en contravía, sin conductos ni esquemas, pero mientras yo reflexionaba académicamente sobre la modernidad y los odios viscerales hacia esta, Magdalena seguía llorando desconsolada, controlada por la tristeza y la banalidad de sus lagrimas que aparentemente tenían sentido, y yo soy otro de esos que detestan los sentidos.

Le pregunté - ¿Por qué lloras? – me dijo que por Jesús, que no la quería, que se había chupeteado con otra vieja, y que además se la restregaba en la cara. Le dije – tu sabes que estas bien - , no me hizo caso, se reía y lloraba al tiempo, yo me preguntaba ¿mal, que es estar mal, que es estar bien, diferencias?, para mi no las habían, yo solo quería ser lo que era y besar a una mujer de 21 años ¿porqué? No se, simplemente la quería besar escuchando los Ramones o Nirvana, Pearl Jam o Lou Reed y los Velvet Underground; cualquier grupo de música extraña que alentara un poco mi existencia. Los gatos chillaban, no sabia porque, finalmente no sabía nada, y tampoco me interesaba saberlo, no me interesaba conocer el todo y sus relaciones lógicas para ser dios o Dios, ¿Dios? Ya lo era, quería ir a mi casa, quería fumar marlboro, quería fumar mas marihuana, quería éxtasis, emoción, soledad, euforia, pensamiento, extensión, vida al fin y al cabo… ¿Magdalena? Seguía llorando, Jesús no quería llorar y tampoco se quería crucificar, Jesús quería dar una vuelta en un ford y tomarse unos chorros y unas anfentas, quería predicar su palabra en Cuatro Parques durante cuatro días, quería besar las gaviotas, las aves, todas las aves, quería hacer teatro, ahora no quiere nada, quiere morirse, no, no quiere morirse, yo lo veía y lo imaginaba bailando en una avenida céntrica, del centro, con aplausos a su alrededor, con alcohol a su alrededor, una borrachera psicodélica que le consumiera el alma.

Y la sangre con asfalto recorría sus brazos, manchados por tierra y polvo de ladrillo, yo creía estar sobrio, creía  ver todas las cosas en silencio, en libertad, como palabras que se desencadenan unas en otras, mas interesantes, podrían ser pretensiosas, auto-cuestionamientos y una colilla, siempre lo trascendental se va por el sifón, por mentiras disfrazadas de verdades, en narraciones peripatéticas de los grandes sofistas de la historia, la retórica y la persuasión, puede ser verdad o mentira; me asustaba el neoliberalismo, de pronto por que era una palabra muy extensa y compleja, me sonaba a tragedia griega en medio de una pesadilla cyber punk, cigarrillos virtuales, realidades virtuales, dinero, clases sociales, todo es un conjunto de frases extrañas y complicadas, mercado, muerte, mercados de la muerte, la muerte de los mercados, sangre y mercado, finalmente la economía de la mortandad, olor a mortecina y sonidos aleatorios, noise pop y chalecos gruncheros.

Grandes edificios a lo lejos, tan a los lejos que me enamoré de ti, antes de que el segundo se acabe necesito otro pase de perico, un calillito ó algo que me calme la incertidumbre. Cinismo descontrolado en tsunamis de pensamiento desbordado, ¿Por qué no les gusta el Budismo Zen? Tanto empirismo cansa el alma, tanto racionalismo cansa las neuronas que quedan, tanto a saber que no quiero saber nada; convertirme en lagarto, en un vil reptil gusano, así seria mas divertido ver a Magdalena rastrillarse las venas contra el asfalto, en un ataque de tristeza e impotencia, descontrol y euforia melancólica, de pronto por eso se suicido Kurt cobain. El fin del mundo y el fin del Rock, Bienvenidos sean los tiempos del “Soma” o del “Moloko”, el gran hermano, el ojo que todo lo ve, las pancartas revolucionarias en contra del capital, infiernos altruistas una vez mas, los domingos son días de trabajo – hay que terminar el molino – y napoleón cagado de la risa, los trotskistas renegados de todo, los revolucionarios de la ilustración y esta maldita historia que me pesa, Renato Descartes follándose las condesas y hablando del alma como un soplito abstracto en medio de la glándula pineal.

Que bien me fluyen las ideas, y todo lo que acabo de pensar, lo pensé mientras me tomaba un trago de aguardiente, los ojos se me desorbitaron y entendí el mundo, quise exacolarme con tu belleza o con tu respiración, y quedar incinerado, calcinado por tu presencia, por medias aritméticas y armónicas, por los pitagóricos y los fascistas griegos; por las peleas políticas del mundo y las tensiones diplomáticas de los países. Imbeciologia, estupidiologia, son carreras que me interesan, o la ingenuisofia, imagínense yo graduado en estudios de estupidiologia, reclamando mi cartón donde me certifican como un estupidiologo calificado, en carrera técnica o tecnológica.

El Cyber punk de la tarde, de la noche, de los bares, avenidas, edificios, faros, suspiros, espirales ontológicas, psicodelias epistemológicamente incorrectas; el deseo por terminar esta pagina pronto… la paciencia que es una vieja ciencia, no hay afán, Magdalena no se va a matar, sus lagrimas son comprensibles, pero no tiene porque desplegarlas en mitad de la rumba, hasta en la rumba hay que ser racional, consecuente con el momento, para eso son los domingos que no son de trabajo, cada lagrima ahoga a cada uno de los que ven cada lagrima caer, haber me hago entender (posiblemente me cague lo poético del asunto, así es este pragmatismo de mi corazón) si la nena llora, cada lagrima que x o y persona vea, lo va a ahogar en la misma tristeza de película española romántica; ya se sabe que la fiesta es una farsa y que los borrachos solo dicen mentiras, que las personas mas sensatas son los niños y los idiotas, pero eso no justifica que la farra se torne pesada y dramática, puede ser melancólica, pero no dramática, puede ser nostálgica, pero no dramática. Magdalena y Jesús, una historia de odios, amores, traiciones, drogas, escándalos, tendencias suicidas, desespero y desesperanza, bonanza y labios carmesí, muerte, tragedia, hacinamientos psiquiátricos, en fin, una tragedia grecorromana envuelta en trocitos azules de amor, problemas psiquiátricos y sexo, el sexo que no puede faltar.

Gaviotas, una novela melodramática y Cyber punk en tiempos de desesperanza juvenil y nihilismo negativo; terrorismo de estado y terrorismo al estado, terrorismo, terror, bogota; Bogota Terror 2000, haber quien nos salva de esta, que por amor de dios no sea el Chasputin colorado, porque a ese si le voy dando es tres puñaladas por pene; yo me llamo Steven y aun sigo viviendo en la ciudad del uno y mil terrores, todavía camino por la séptima y veo las mismas cosas todos los días, Magdalena se volvió hippie y Jesús se crucifico solito, cuatro parques sigue siendo la misma olla…ahora me dedico a jugar póquer en el centro con Satanás, porque dios hasta donde tengo entendido, ya me tiene olvidado .
Bogotá, Abril 2008

viernes, junio 3

Vamos a Incinerar

INCINERATE - SONIC YOUTH


I ripped yr heart out from yr chest
Replaced it with a grenade blast

Incinerate

Firefighters hose me down
I don't care I'll burn out anyhow
It's 4 alarm girl nothing to see
Hear the sirens come for me
You dosed my soul with gasoline
You flicked a match into my brain

Incinerate

The firefighters are so nice
I remember you so cold as ice
Now flames are licking at yr feet
Sirens come to put me out of misery
You wave yr torch into my eyes
Flamethrower lover burning mind.
                                 Thurston Moore, Rather Ripped, 2006