Tersites

Tersites

martes, abril 10

TEATRO


Volqueteo de la memoria ¡olvido!
Desentendido: telón de la amargura,
Tendido: en praderas primaverales,
he venido a tenderlo, no ha atenderlo,
he venido torcido, con los ojos en el viento,
he venido en mi cuerpo, navegando a través del tiempo.
Perdido en la retórica, de otro cuento, vuelve a mi imagen
un recuerdo, un letrero latino, un micro clip, un desatino,
un tic, un blanco casi albino, portal del tintal o en suba perdido,
tal como yo: 
Teatro bien vivido y bien habido, mal pagado, pero habido.
Ávido de haber no mucho, pero hay ensayo de lunes a viernes y el viernes,
quizá haya un vino, al menos un tinto, es decir, 
café negro oscuro y bien cargado, para alborotar los nervios.

Escupir los verbos hechos carne,
en versos hechos besos, pechos y despechados,
locos y moribundos, sátiros y cortesanos, prometeos encadenados
chirris y vagabundos, besos en los pechos y corazones ilesos.
Los pies mojados del navegante, Andante en mares incesables
Allegrettos deseables, Prestos apresuradísimos, como la tormenta
incalculable que se esconde tras la sonrisa humeante de un culpable.
Necesario e infaltable… para infartarle las enaguas a mujeres mayores
y descabellados pubis encerrados, truenan los tambores,
como truenos atardecidos, un milagro inimaginable.
Un teatro de lo imaginable, es decir, de la imaginación
como la canción de una lluvia o un trozo de papel;
pendiendo de un hilo, de un nylon invisible, un clavel,
y el papel, envuelto en un trigo, olor a pino y a laurel.

LAS PREGUNTAS



¿Qué es esta horrible sensación,
De dejar que los minutos pasen sin trayectoria
Y con mucha tramoya, mucho artefacto
Que en el espejo de mi pensar, refleja
Una hilera de olas que se mueven cadenciosas,
Como este humo vago de lavandería, Mozart
Y Beethoven?  ¡Qué grandes preguntas!
Tan largas que demoraron bastantes líneas en hacerse.
Así, todas muy largas, todas muy quietas,
Todas entonando con ese verde purpura,
Con esas teclas de marfil.

¿Soy más grande de lo que puedo imaginarme?
Puedo entender que soy el mundo,
Uno con el todo y así sucesivamente,
O puedo
Pensar que el mundo me arrastra;
Y puedo acabarme como represa
O rio seco,
Y no pensar que soy risa caudalosa
Caudal inmenso e infranqueable,
Azul cielo,
Y aire
Y humedad de la tierra
O lava
Y nieve color luna, un frio que me abraza.
Y vuelvo a ser calor
Y puedo ser desierto,
O brisa mañanera
Con su particular tumbado
Que sabe a sal.

¿Puedo ser estas cosas, una y cada una?
No sé y sé
Porque lo que sé es lo que quiero
Pero así mismo pienso
Que el pasar es un acontecimiento
Lo que sucede no sucede.

Es lo que es y ahí,
Diríase en mi la capacidad de ver el
Reflejo y la materia
Y saber que son lo mismo.

Ante todo esto, solo puedo pensar
Vivir en presente infinitivo,
Y ver cada día una mañana y hacerla mía
Como lo son los sueños
Y saber que de tantas preguntas
Solo necesito una
Y la respuesta es una sonrisa
Que ilumina el alma mía.

domingo, abril 8

Un poema


No quiero que seas pájaro enjaulado,
pero recuerda que yo te he dado el cariño y el alimento
 y no te puse aquí.

Siempre has querido huir buscando un pasado de libertad,
una libertad que tampoco tuviste,
porque siempre has estado aquí.
El que llegó esta vez soy yo.

Yo no venia libre, viajando como el tiempo,
Pero entendí que hay que ir soltando:
Soltar letra por letra, palabra por palabra,
Para no estallar en llanto, tanto whiskey no da pa’ tanto.

Quisiera ser presa de tu cariño todo el tiempo,
Pero no soy todos los hombres,
Tú podrías ser todas las mujeres,
Y sin embargo, eres sólo una, un pájaro.

No sabemos en qué momento el gato se convirtió en pájaro,
Pero el pájaro se convirtió en hombre,
Suda a chorros su cansancio, nunca habla de lo mismo,
Se entretiene en los albores del jardín.

Con entusiasmo espera cada canto tuyo,
Cada pronunciamiento de tu nombre.
Al caminar por las calles de las industrias,
Encuentra escritos en las paredes tu sed,
Su nombre, el sexo callado, la escribencia.
Aun así, vuelve de la fábrica con el alimento,
No abre la jaula, siempre ha estado abierta.

sábado, abril 7

Un sueño que aun no despierta




Volví a ver las luces desde la ventana del taxi, conocía estas sirenas, abrí la puerta de mi departamento y encontré una toalla tirada en el piso; una angustia y duda, impotencia y desasosiego, todo volvía a su normalidad, el atrás era un sueño, si, mientras esperaba un vuelo sentado en la sala del aeropuerto, una luz furtiva me dijo que ya no había vuelta atrás, no podía durar para siempre la ilusión, el vórtice me estaba esperando, en un lugar que tendría que encontrar, todo depende del tiempo, que aun es falso para mí.
Eran las 8 o los ocho pasos que di hasta mi cama, en la habitación a mano izquierda de la entrada, en medio del baño y la antesala, todo sonaba como un amanecer. En la cara  que veía enfrente, tomaba pestañas desde el espejo, desde el reflejo, acariciaba en largos trazos los pómulos, extendiéndome en un pañuelo, frotando suavemente al borde de la ventana, porque estoy seguro de la realidad que acontece al otro lado del espejo.

Me debatí entre el ser y  estar, no star, aun mis cabelluelos no brillan tanto, formando personajes, combinando mis prendas rotas, andando por la casa como una loca , desesperada, formando pintas sobre mi almohada, escribo con ternura una Jota “J”. Joaquín.

Él me debe una llamada, lo supe desde antes de irme, saliendo del apartamento con el equipaje, me enteré, quizá solo por intuición. ¿Quién es él? Mi instructor de gimnasia que con tanta gracia quiere cobrarme la mensualidad, mierda. Estoy cansada de las rimas y de las cuotas, me he quedado sin dinero y sin perspicacia, pero no importa, tan sólo desconecto el teléfono y ya está, aun no he llegado, quizá siga soñando, y mejor me decido a soñar por toda la eternidad, porque yo ya no quiero trotes en eso que me han enseñado que es la realidad.

Quizá ni siquiera busquen mi casa, quizá no tenga que mudarme, o quizá deba mudarme al castillo de mis sueños, quizá encuentre la forma de volver, como añoro el sueño, pero es verdad, he despertado, aun así, no pagaré la renta ni la mensualidad, mucho menos la electricidad, la voy a producir yo misma, o si no, le robo un poco al vecino, a fin de cuentas solo necesitaré un bombillo en el baño para tener luz mientras cago y leo, cosa que haré por ocho horas, las otras cuatro que me mantenga en vigilia, serán para cocinar con velas y una fogata que voy a hacer en el patio de lavar ropas, no me importa que se llene la casa de humo. A lo mejor también me alcanza la electricidad para poner un ventilador de día que saque el humo por la ventana, aunque sea un poco pequeña, estoy segura que es suficiente para no asfixiarme. Siempre está abierta la posibilidad de tirarme por la ventana que da a la entrada del edificio, sólo en el caso que se atasque la cerradura y no pueda abrir la puerta; la ventana se sitúa en la sala al fondo, y es difícil que el humo salga por ahí, tendría que primero llenarse la casa, además creo que es un buen gesto de insolencia contra los dueños del edificio, - Generar sahumerios nunca es gratuito-  los demás no me importan, tan solo son más pobres diablos, junto con todo los demás, gentes odiosas que tanto me irritan, y a los cuales estoy decidida no volver a ver.

Un cuento de la factory


TODAS LAS FIESTAS DE MAÑANA
Guayabetal, Laura Acero Polanía
A blackened shroud, a hand-me-down gown
of rags and silks, a costume
fit for one who sits and cries
for all tomorrow's parties…
-Lou Reed

Allí va ella, caminando por la calle, meneando sus caderas, dándole prisa a sus pasos. Las manos, fuera de los bolsillos, se balancean como un par de péndulos que descifran la ecuación entre la vida y el destino, su piel porosa  se embriaga con el smog de la madrugada que aúlla, su presión sanguínea se marca de acuerdo con el reloj que presiona la muñeca, el pulso básico que inspira la pulsión, el ritmo antes, durante y después del acto.
La veo con su botella en el descenso de las calles, la alineación celeste de las farolas encendidas, el luto de haber nacido. La incertidumbre de estar muerto que gotea con las babas de la química inestable, los agentes externos que en la búsqueda de la alquimia del conocimiento, prenden velas como rayos sobre los ojos,  la lengua y el corazón. La mente del hombre caminante entre el alcohol y la música de teléfono.  El sonido, el eco del auricular, el paseo entre luces, negocios apagados y edificios muertos que se estacan contra el cielo inundado.
Un gigante con la boca abierta embiste, embiste el destino y la embiste a ella. Ella va entrando por el portón, sube las escaleras y va encontrando su ropa tirada por el suelo. Teje su maraña, su cuerda floja, y enciende la vela subida en el monociclo Trifásico de los fluidos y las secreciones cerebrales, y las de la entrepierna y las del alma.

Ahí viene cuidando sus pasos, cuidando y descuidando, apoyándose y relajándose sobre su tensión, un mismo ciclo que se sostiene y así mantiene reconstruido su corazón partido en miles de pedazos de porcelana blancuzca, con vetas azules; las azules que atraviesan sus ojos desorbitados encima de la bota de cuero, el brasier negro del pecado y la fantasía.

Severos golpes que se prueban en el lloriqueo, el estrangulamiento del cansancio y el cansancio del sueño y la preocupación, el estado Pre de las cosas, todos los Estados pre… de todas las cosas, de la posibilidad o el ensueño, el monolito que incomoda en la conciencia, la ciencia de enfermar el inconsciente colectivo con el constante estado de delirio sistémico, de todos los sistemas. Las implantaciones de poderes económicos, políticos, bio-políticos, bioenergéticos, académicos y científicos, artísticos y metafísicos han entorpecido si no estropeado y saboteado el camino de la humanidad. Así como la casualidad y el desatino en cuadratura perfecta precipitan el saboteo y la imposibilidad en su vida pequeñita y miserable.

Tirada en el suelo buscando la ropa, buscando la droga, buscando la vida o la mierda, pero buscando algo para ponerse. Finalmente va para una fiesta y espera gozar, reír y ser feliz. Impacientemente espera el momento de entrar por esa puerta de madera vieja, en casa vieja y casi para tumbar, la música suena con la pantalla encendida, ¿estereofónica o monofónica? Al menos psicotrópica. Si valía la pena ponerse, ¿por qué no escuchar, también? El sonido pausado que va entrando, el tambor ritual de la entrada triunfal, la princesa que escoge su vestido, pobre niña, que no tiene nada que ponerse, la saturación sofoca su sentido y sólo espera sonreír la mañana del domingo, si va a llorar detrás de la puerta el sábado.

Sin traje, sin maquillaje, sin personaje, la pobre niña podría ir a todas las fiestas de mañana, pero las culpas que se formó ayer también le pesaran cuando se acerque el lunes y se dé cuenta de que también lloró el domingo y que ojalá no lo haga el martes. Ella transforma su pequeña sonrisa de domingo, quizás en todo su traje de pobre niña y, como todo niño al primer día, se encuentra con el domingo y la mañana reluciente, con el guayabo de haber nacido y, como todo el mundo, puede luego coescribir un guión con el mundo, entre la belleza, la felicidad y todas las cosas que anden por ahí rondando, en la oscuridad de la noche y la espesura de la selva llana, que se dibuja sin dirección. El cabello que la edifica como princesa del reino, la gran decisión de ir a participar en la fiesta, la seguridad de la buena estrella que alumbra el camino a la libertad y la felicidad. La película cósmica que está más allá de todos los milímetros y los megapixeles cognoscibles e imaginables.
Y la magia cósmica de verla caminando por la calle y saber que hablé con ella, que luego presencié e hice historia, pensamiento y elucubración, alquimia del tiempo, las letras y el espacio.

Dos Poemas

1.
Ese viento fantasmal que se instala en mi trono,
Y hace temblar las diferentes corrientes
Del frio rio que me compone.

Ese viento extraño que me lanza al frenetismo
de la escribencia ¿el absoluto en el pensamiento?
El asalto negro de la tinta, y el tinto en la noche blanca,
en la noche reluciente de neón,
que me embiste como fantasma, como viento.
Para hacer de sus garras, mis garras de nocturno león.

Acelerado y corriendo sobre mi brazo,
se fatiga el hilo, la madeja blancuzca de la epifanía,
y con su cualidad de rayo,
se proyectan en mi pantalla las imágenes del deseo, del viento,
de esta larga carretera media noche,
donde los nervios se confunden con el frio.

2.
Nombres de luciérnaga huyen despavoridos
Bajo la lluvia que acrecienta la marea,
Y chocan sus piececillos contra el viento que zumba.

Nombres de luciérnagas se agitan
Sobre las rocas que reciben abiertas
Los choques del oleaje, y caminan despiertos
Regalándome sus brillos.

Nombres de luciérnaga corren por la avenida,
Haciendo preguntas inmensas
Que los arboles reciben con estupor, y tiemblan al viento.

Nombres de luciérnaga que escudriñan
El negro filo del sueño, el punto de quiebre
Entre la vigilia y la locura.

Finalmente sombras de mi cuerpo
Que se menean por las calles.

miércoles, abril 4

La vida, la verdad y el camino (Al menos por tres minutos)

Devendra Banhart - This is the Way


This is the soup that I believe in
This is the smoke I'm always breathin
This is the way I share my breakfast
This is the way I serve my sentence
I know I know I should lay low
I should stand tall
This is the beard I'm always growin
I know they're here
I see them floating
Her empress beards
They float so holy
Their beards are here
They gently hold me
Well who knows who know
Yeah I may come home
Yeah I may return
This is the way
I'm always leaving
This is the soft voice of the evening
This is the way I hear my father
These are the flames that drown the water
Well I knew I knew
I could stand tall
I could lay low
This is the sound that swims inside me
That circle sound, is what surrounds me
This is the land that grows around me
And these are the hands that come in handy
Well we've known we've known
We've had a choice
We chose rejoice



Devendra Banhart, 2003